Se trata de un túnel que cuenta con una longitud que ronda los 40 metros y que durante años resultó imprescindible para el paso por este escarpado entorno del ferrocarril que unía la mina de Ojos Negros con el puerto de Sagunto. Su arquitectura es bastante similar a la de otros túneles que se localizan en el recorrido. Fue construido en piedra con materiales que se integran bastante bien con el entorno.
En la actualidad, este túnel, parte del itinerario que sigue los pasos de la extinta línea de ferrocarril, se encuentra integrado en la red nacional de Caminos Naturales. Esto ha hecho que este paso ubicado entre los barrancos castellonenses se encuentre perfectamente acondicionado para el paso de senderistas y cicloturistas. Sus pequeñas dimensiones hacen que desde ambos extremos se vea el lado opuesto, por lo que no cuenta con iluminación automática. No obstante, se recomienda llevar una linterna para atravesarlo.