Se trata de un viaducto ferroviario que forma parte de las infraestructuras pertenecientes a la línea de tren que discurría entre la explotación minera de Ojos Negros, explotada por la Compañía Minera Sierra Menera –responsable también de la puesta en marcha de esta línea de ferrocarril–, hasta el puerto de Sagunto, para la posterior distribución de las materias primas.
Este viaducto cuenta con una longitud de aproximadamente 30 m, está constituido por tres arcos y presenta una estructura muy similar a la del resto de viaductos que se encuentran a lo largo del recorrido de esta extinta línea ferroviaria, ya que está construido a partir de bloques de piedra y sillería, integradas perfectamente dentro del conjunto paisajístico, y cuenta con una barandilla metálica adosada a un ambos lados.
En cuanto al barranco sobre el que se asienta este viaducto, no presenta unas grandes dimensiones, aunque sí que es de una profundidad relevante si se compara con su anchura. El entorno que rodea este enclave está dominado por cultivos y el barranco atraviesa una zona de páramo representativa del paisaje turolense. Un poco más adelante, este pequeño viaducto se une con el barranco de la Jaquesa.