La utilización de las deyecciones ganaderas como fertilizante orgánico es tan antigua como la propia historia del ser humano. Desde el Neolítico, la integración de la ganadería y la agricultura han contribuido a diseñar y conservar el medio ambiente que ahora conocemos. La intensificación de la actividad agraria favorece el desarrollo económico pero puede alterar el equilibrio entre los sistemas agrícola y ganadero y causar impactos significativos sobre el medio ambiente. Por tanto, se hace necesario adoptar medidas especiales que corrijan estos impactos. En este sentido, el respeto al medio ambiente es uno de los pilares del desarrollo sostenible y una de las prioridades de la UE en la búsqueda de una agricultura multifuncional al servicio de sus ciudadanos, siendo además un elemento clave para la lucha contra el cambio climático. En conclusión, la aplicación de principios de gestión sostenible de los recursos naturales y los subproductos generados por la actividad primaria (en particular, la ganadería) es la respuesta a esta creciente demanda ambiental, lo cual supone un esfuerzo importante para el sector y las administraciones.
El Ministerio de Agricultura, Pesca y Alimentación, con la participación de los sectores afectados, viene trabajando en la elaboración de unas herramientas para facilitar a los ganaderos el cumplimiento de las exigencias medioambientales, en particular, de aquellas derivadas de la normativa internacional y de la UE. En tal sentido, se calculan los balances de Nitrógeno y Fósforo de la ganadería española, que sirven como base para el cálculo de las emisiones de los gases de efecto invernadero y de los gases que afectan a la calidad del aire; se elaboran documentos técnicos y se celebran jornadas de difusión; y, finalmente, se ha diseñado el sistema informatizado Ecogan que permite registrar las Mejores Técnicas Disponibles (MTDs) aplicadas en la granja, así como estimar las emisiones potencialmente contaminantes derivadas de la actividad ganadera.