Este recorrido atraviesa un total de 29 túneles, excavados en el corazón de la sierra para el trazado ferroviario que pretendía unir Jerez de la Frontera y Almargen. El más largo de todos, ubicado al final de la ruta, mide casi un kilómetro. A pesar de tan imponente trabajo, la Guerra Civil impidió finalizar el proyecto.
La ruta comienza en la estación de Puerto Serrano donde al fondo, tras el río Guadalete, se puede observar una bonita panorámica del pueblo, donde el viajero encontrará además del edificio de la antigua estación de tren, la antigua casa del guarda de la estación, hoy día sede de la Fundación Vía Verde de la Sierra. En este punto existe además un parking con un área de descanso, un parque infantil y un circuito biosaludable.
Empezando el recorrido, el paisaje se torna agrícola, con olivos y pequeñas huertas. Desde aquí la ruta discurre durante varios kilómetros paralela al tramo del río Guadalete, acompañada en un principio por adelfas (Nerium oleander), tarajes (Tamarix sp.) y otros matorrales de ribera, para posteriormente aparecer los chopos (Populus sp.). En este tramo, destacan poderosamente los viaductos de Los Azares (65 m) y el de Gillete (83 m). Es frecuente observar aves de ribera como oropéndolas (Oriolus oriolus), lavanderas (Motacilla sp.) o, por ejemplo, el martín pescador (Alcedo atthis). Justo donde se unen los ríos Guadalporcún y Guadalete, uno de los más importantes de la provincia de Cádiz, se localiza el área recreativa de Toleta.
El recorrido continua hasta llegar a la Colada de Morón y discurre por una zona de matorral mediterráneo,;donde destacan grandes acebuches (Olea europaea var. sylvestris), lentiscos (Pistacia lentiscus) y algarrobos (Ceratonia siliqua).
A través de este paisaje escarpado, encajado entre pequeñas montañas y con paredes calizas esculpidas por los ríos, la ruta, prácticamente a mitad de su recorrido, llega a la Reserva Natural Peñón de Zaframagón, a cuyos pies discurre el río Guadalporcún, punto de reunión habitual de buitres leonados (Gyps fulvus) y con suerte, de algún alimoche (Neophron percnopterus) o la escasa águila perdicera (Hieraaetus fasciatus), especies que también anidan en la reserva.
Antes de atravesar el viaducto de Coripe, se cruza el túnel de Castillo (990 m) que se encuentra iluminado mediante luces led, como ocurre con los otros once de mayor longitud de este camino. Una vez cruzado el viaducto, a la derecha existe un desvío que lleva al Monumento Natural El Chaparro de la Vega, una milenaria encina que supera los 14 m de altura y con una copa de 30 m de diámetro, que se encuentra a unos 500 m del camino, y que constituye un tradicional punto de encuentro y lugar de celebración de innumerables fiestas para los vecinos de Coripe, entre las que destaca la Romería de la Virgen de Fátima, que se celebra el segundo domingo de mayo. Avanzando por el camino llegaremos a la estación de Coripe, punto perfectamente acondicionado al uso público y que cuenta con aparcamiento, aseos, parque infantil, circuito biosaludable y un punto de información para el excursionista. La ruta continúa unos 5 km hasta toparse con el inicio de un camino que lleva a la fuente de La Alberquilla. Ésta se asienta sobre una acequia romana que todavía puede observarse.
Continuando el trazado, a unos 7,5 km llegamos a la estación de Navalagrulla, la única sin rehabilitar, donde hay un área de descanso, un aparcamiento y un acceso por carretera que también permite iniciar el recorrido desde este punto. Algo antes de la estación, la ruta atraviesa una explotación extensiva de toros bravos que, con toda seguridad, esperarán al visitante al otro lado de la valla.
A unos 4 km, el camino es cruzado por la Colada de Morón y a partir de ahí, se discurre entre olivares, tan típicos de esta zona y que han dado nombre al municipio de Olvera, proveniente etimológicamente de “Olivera”, donde se dan cita un gran número de aves como mirlos (Turdus merula), petirrojos (Erithacus rubecula), carboneros (Parus major), estorninos (Sturnus unicolor), jilgueros (Carduelis carduelis), e incluso algunos aviones comunes (Delichon urbica) que han construido sus nidos de barro en las piedras exteriores de los túneles.
Al final del camino, llegamos a Olvera. Este municipio, de rasgos árabes, y declarado Conjunto Histórico-Artístico, forma parte de la Ruta de los Pueblos Blancos. Actualmente la antigua estación también ha sido restaurada y habilitada para el uso público y donde es posible acceder a un centro de interpretación sobre la Vía Verde de la Sierra, abierto de miércoles a domingo.
No existen muchas rutas que discurran cerca del Camino Natural de La Sierra, excepto alguna senda desde los municipios por los que pasa. No obstante, merece la pena visitar la zona por el propio camino y los servicios habilitados para su realización.
En gran parte de su recorrido, el Camino Natural de La Sierra discurre por dos ríos: el Guadalporcún y el Guadalete. Ambos en perfecto estado de conservación, tienen un denominador común con los ríos del sur de la Península Ibérica: su nombre, que empieza por guadal. Parece ser que todos estos nombres provienen de la palabra árabe wadi, que significa río o arroyo.
Los ríos de la Península Ibérica mediterránea se caracterizan por su fuerte estacionalidad, manteniendo caudal durante todo el año excepto en verano, en los que prácticamente se reduce a cero. Este aspecto estacional no disminuye el gran número de especies que los habitan, siendo incluso refugio habitual de algunas tan amenazadas como la nutria (Lutra lutra).
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María Jiménez Rodríguez. Directora-Gerente de la Fundación Vía Verde de la Sierra