Esta alameda se encuentra en el ramal al Monasterio de Santa María del Paular. Está formada por álamos negros que contrastan con el paisaje urbano del municipio y la carretera que discurre en paralelo, rompiendo con él y transportando al viajero a un ambiente rural donde poder disfrutar del frescor de los árboles y el murmullo del río Lozoya.