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EL REGADÍO EN ESPAÑA
El regadío es un sector estratégico en nuestro país, puesto que su contribución es fundamental para garantizar alimentos suficientes y sanos a la población, en unas condiciones climáticas de irregularidad en la distribución de lluvias, y agravadas por las consecuencias del cambio climático. Además, la agricultura de regadío es una herramienta imprescindible para combatir la despoblación de las zonas rurales, ya que la disponibilidad de agua para riego modifica sustancialmente las posibilidades de desarrollo de una zona.
Si bien el agua es un recurso básico para los distintos sectores económicos, para la agricultura adquiere especial importancia, y más en climas como el mediterráneo, donde su disponibilidad condiciona las producciones agrarias. En España, existe una tradición histórica en el aprovechamiento y gestión del agua para el regadío, siendo éste uno de los elementos fundamentales de nuestra agricultura, y haciendo que la actividad agraria en España no se pueda concebir sin el regadío.
Según los últimos datos de la Encuesta sobre Superficies y Rendimientos de Cultivos (ESYRCE) del MAPA, en el año 2020 se regaron en España 3.857.735 ha de un total de 16.929.398 hectáreas cultivadas, lo que supone un 22,79 % de la superficie total cultivada; mientras tanto, las producciones obtenidas del regadío supusieron un 65% de la producción final vegetal, siendo estas producciones fundamentales para el sector agroalimentario español.
Esta superficie de regadío coloca a España como el primer país en superficie de regadío de la Unión Europea y el primer país a nivel mundial en superficie de riego localizado, debido a que el 52,69% de la superficie total regada se lleva a cabo por este tipo de sistemas.
Por su parte, el riego por aspersión está presente en el 14,84% de la superficie regada y el automotriz en el 8,41% de la misma. Esta evolución hacia los sistemas de riego más eficientes ha tenido lugar tras los grandes planes de modernización llevados a cabo desde el MAPA en los últimos 20 años, que han tenido como consecuencia la disminución de la importancia del riego por gravedad, hasta suponer actualmente un 24,06% de la superficie regada de nuestro país.
Los planes de modernización más importantes en los últimos años han sido fundamentalmente el “Plan Nacional de Regadíos Horizonte 2008” (2002-2008), aprobado mediante el Real Decreto 329/2002, de 5 de abril, aunque sus inversiones se iniciaron a partir del año 2000 y teniendo por finalización del horizonte de programación el 31 de diciembre de 2008, y el comúnmente conocido como “Plan de Choque” (2006-2007), aprobado por Real Decreto 287/2006, de 10 de marzo, por el que se regulan las obras urgentes de mejora y consolidación de regadíos, con objeto de obtener un adecuado ahorro de agua que palie los daños producidos por la sequía.
Con la ejecución de ambos planes se han modernizado en nuestro país 1,5 millones de hectáreas y se transformaron 200.000 hectáreas más. La inversión pública ascendió a 3.000 millones de euros en actuaciones de modernización y aproximadamente 850 millones de euros en actuaciones de transformación. Con esta mejora de las infraestructuras de riego, se ha logrado modernizar el 76% de la superficie de regadío de nuestro país, mientras que a nivel mundial, solamente un 6% de la superficie total regable cuenta con sistemas de riego localizado, lo que ha supuesto un ahorro de agua anual de 3.000 hm3, según datos del PNH2008. En 2002, el agua para regadío representaba el 80 % del total del agua consumida, actualmente esta cifra representa el 65 %.
El resultado de estos grandes planes han sido áreas de riego más tecnificadas, en las que se han incorporado nuevas tecnologías, resultando así unos regadíos más preparados para los desafíos del futuro. Desde un punto de vista medioambiental son regadíos más sostenibles por cuanto utilizan menos agua, fertilizantes y fitosanitarios.
La modernización de los regadíos es el mejor aliado para hacer posible que la agricultura sea un actor positivo en la lucha contra los GEI, ya que permite incorporar precisas técnicas de fertirrigación que incrementan la productividad de la superficie con menor cantidad de agua y fertilizante a la vez que reduciendo la contaminación difusa de los acuíferos.
La fertirrigación en la modernización de regadíos, reduce en un 30% la cantidad total de fertilizantes, disminuye en un 35% el coste para el productor (disminución por menor cuantía y ahorro de la aplicación), e incrementa las cosechas un 15% solo por factor agua y abono. Esto la convierte en una herramienta para combatir y mitigar los efectos del cambio climático pues consigue una disminución directa de la energía necesaria para la fabricación de los fertilizantes así como una disminución de un 20% en la emisión de óxido nitroso (GEI).
Principales cifras del regadío español
La principal fuente de suministro de agua para el regadío es el agua superficial, que representa el 68 %, seguido del agua subterránea (26 %). En España, cada vez más y como consecuencia de la escasez del recurso agravado por las consecuencias del cambio climático, se están usando otras fuentes de agua no convencional, como son las aguas residuales (1,6 %) o las desalinizadas (0,6 %). Actualmente se riegan 57.142 ha con aguas depuradas y 20.550 ha con agua desalinizada.
En cuanto a los principales cultivos de regadío (datos ESYRCE 2020):
Los cereales son el grupo de cultivo con mayor superficie de regadío (946.508 ha - 24,72%) seguidos por olivar (837.488 ha - 21,87%) y viñedo (398.600 – 10,41%). Estos tres grupos de cultivos suponen el 57% de la superficie total de regadío en nuestro país.
Además, destacan los cítricos y hortalizas con un 93,21% y 88,63% respectivamente de superficies irrigadas respecto a la superficie total de los mencionados cultivos.
Según el tipo de sistema de riego utilizado en cada grupo de cultivos:
El riego por gravedad se utiliza principalmente para el riego de los grupos de cereales y forrajeras así como en los huertos familiares.
El riego por aspersión destaca fundamentalmente en los tubérculos, leguminosas, industriales y cereales.
El riego localizado es el sistema mayoritario en frutales, cítricos y no cítricos. En estos cultivos también presenta una apreciable importancia el riego por gravedad con más del 15% (15,35%) de la superficie total regada por gravedad en el conjunto de los cultivos de frutales. De igual forma, olivar y viñedo se riegan casi exclusivamente con riego localizado.
En el grupo de las hortalizas destaca el sistema de riego localizado (56,85%), donde se incluye la superficie de invernadero. El resto de sistemas de riego también tienen importancia en este grupo.
Externalidades positivas del regadío español
Cabe resaltar los numerosos efectos positivos que aporta el regadío a la sociedad, tanto desde el punto de vista económico, como desde el punto de vista social y ambiental. Estudiando cada uno de ellos, podemos concluir lo siguiente:
• El regadío tiene un efecto multiplicador en la economía de su zona de implantación, siendo un motor de desarrollo de la misma; esta afirmación se traduce en que 1 hectárea de regadío produce 6 veces más que 1 hectárea de secano, mientras que la renta para el agricultor es 4 veces superior a la de la agricultura de secano. Incluso una hectárea de regadío intensivo puede llegar a producir el equivalente a 40 hectáreas de secano, lo que convierte el regadío en el garante del abastecimiento de alimentos de primera necesidad para una población mundial creciente.
Además, la diversidad de los cultivos resulta mucho más elevada y claramente diferenciadora en áreas de regadío que en zonas no regadas mientras que la productividad es mucho mayor en zonas puestas en regadío que en secano. Asimismo el valor económico de las tierras puestas en regadío se incrementa notablemente.
• En su vertiente social, el regadío es un sistema vertebrador del territorio, que permite fijar la población al medio rural y mejorar la calidad de vida en este entorno, disminuyendo así la tasa de despoblamiento. Esto es debido en gran parte a su gran capacidad de generar empleo directo e indirecto, triplicando de media al que generan las explotaciones de agricultura de secano. Además, el empleo generado es de mayor cualificación profesional, lo que facilita la incorporación de jóvenes al mercado laboral.
De igual forma, es destacable su efecto dinamizador de la economía de su zona de influencia, al tener en cuenta que en las zonas de implantación del regadío aumenta considerablemente la necesidad de servicios relacionados con esta actividad.
• Como efectos ambientales positivos caben destacar entre otros, que el desarrollo de esta actividad previene el abandono de tierras, así como la erosión y la desertización de superficies; además, aporta más oxígeno a la atmósfera debido a la mayor productividad de los cultivos y por tanto a la mayor actividad fotosintética de estas producciones; por otra parte esto contribuye a un mayor consumo de dióxido de Carbono, que se traduce en un eficaz aliado contra el pernicioso efecto invernadero. Finalmente, es de destacar su contribución al mantenimiento del paisaje y del patrimonio histórico, por cuanto se le atribuye una fijación de la población al medio rural.
Principales retos del regadío español
Los principales retos a los que se enfrenta el regadío español en el futuro más próximo, son entre otros:
- producir más con menos recursos y con menor impacto ambiental;
- el cambio climático, causante de variaciones de temperatura y distribución de lluvias irregulares e impredecibles que suponen pérdidas cuantiosas para la agricultura;
- el déficit hídrico en algunas regiones de España donde la agricultura es el principal motor de la actividad económica (precipitaciones inferiores a 200 mm al año);
- el uso adecuado de los recursos hídricos y la reducción de la contaminación por lixiviados de los nutrientes aportados a los cultivos;
- la mejora de las condiciones de vida y de trabajo de los agricultores, para contribuir a revertir el fenómeno de la despoblación del medio rural y fomentar el relevo generacional.
El contexto actual, marcado en gran medida por el cambio climático, se hace necesario que el desarrollo de la política en materia de regadíos se haga en coherencia con los retos anteriormente indicados, y de acuerdo con los compromisos internacionales asumidos por España en el marco de la Agenda 2030 de objetivos de desarrollo sostenible.
Coordinación en materia de gestión de las infraestructuras del agua
En España, la competencia en la gestión de las infraestructuras del agua se lleva a cabo de forma compartida entre el Ministerio para la Transición Ecológica y el Reto Demográfico, el Ministerio de Agricultura, Pesca y Alimentación y las 17 Comunidades Autónomas. Por ello, es fundamental el desarrollo de políticas sólidas para hacer una mejor gestión del recurso, así como para una mayor adaptación el cambio climático.
La coordinación de todos los competentes de gestión pública así como los usuarios finales, representados a través de las Comunidades de Regantes, es fundamental para conseguir una mejor gestión de la cantidad de agua, del uso eficiente de la misma y de la mejora de la calidad del recurso reduciendo la contaminación difusa.
Además, el MAPA trabaja en colaboración el Ministerio para la Transición Ecológica y el Reto Demográfico (MITERD), a través de las diferentes Confederaciones Hidrográficas, para la consecución de los objetivos marcados por la Normativa Ambiental, la Directiva Marco del Agua, la Directiva de Nitratos o el Nuevo Reglamento de Aguas Regeneradas.
Finalmente, el Ministerio participa en las diferentes comisiones de los órganos de cuenca, dentro de las distintas Demarcaciones Hidrográficas, así como en las Comisiones Técnicas Mixtas de las Zonas Regables.
Racionalización del consumo de agua para riego mediante el uso de tecnologías más adecuadas.
El Sistema de Información Agróclimática para el Regadío (SIAR) ofrece infromación sobre las demandas hídricas de los cultivos bajo riego y en consecuencia para la optimización en el uso de recursos hídricos.
Para ello se prevén diferentes
En el Programa Nacional de Desarrollo Rural 2014-2020 (PNDR), se destacan las actuaciones correspondientes a la Submedida 4.3, que con una tasa de cofinanciación FEADER del 75% sobre el gasto elegible de la inversión, se realiza la modernización de infraestructuras de regadío de interés general situadas en zonas regables supraautonómicas o en cuencas intercomunitarias.
Además el Plan Nacional de Regadíos incluía:
que abarca los siguientes aspectos:
Muchas de estas actividades se desarrollan en el Centro Nacional de Tecnología de Riegos (CENTER).
El Plan Nacional de Regadíos, su aplicación y seguimiento, originaron la creación de bases de datos alfanuméricas y cartográficas que constituyen en sí una fuente de conocimiento sobre el regadío y el territorio rural.
El Ministerio se prepara a poner a disposición de los interesados a través del Observatorio Nacional del Regadío, el cual intenta ser una ventana a través de la cual, los ciudadanos puedan acercarse mejor a la realidad del regadío español.
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