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Antoñana
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Antoñana, considerada como Monumento Nacional de Euskadi, es un pequeño pueblo del municipio de Campezo rodeado de bosques de encinas, robles y hayas, situado a 33 kilómetros de Vitoria. Cuenta con tres calles principales y un sinnúmero de pequeñas callejuelas -unidas por cantones y pasadizos- salpicadas de casas medievales donde se integra su muralla de entre 5 y 12 metros de altura, formando singulares patios externos. Actualmente solo se conserva la entrada sur de la muralla.
Antoñana fue fundada como villa fortificada por Sancho el Sabio de Navarra y permaneció bajo dominio navarro hasta el 1200, cuando se anexiona a la Corona de Castilla.
El pueblo se encuentra en la confluencia de los ríos Ega y Sabando y sus habitantes se dedican principalmente al cultivo del cereal y la patata, además de el de la trufa, contando además con denominación de origen en la producción de miel.
Destaca su calle Mayor, donde el visitante encontrará distintos edificios de piedra de rica apariencia, muchos de ellos pertenecientes al siglo XVI.
Además, en la plaza de la Iglesia se levanta la iglesia de San Vicente Mártir. Una construcción perteneciente al siglo XVIII que aprovechó la estructura de una antigua fortaleza. Su planta es de cruz latina y destaca, además del pórtico y la portada, una torre neoclásica.
Otro edificio de gran valor histórico es la ermita de Nuestra Señora del Campo, originalmente levantada en el siglo XIII y de estilo románico. Actualmente conserva la portada y otros elementos de su antigua estructura y tiene un retablo renacentista y la imagen de la Virgen.
Siguiendo el trazado del Camino Natural, observamos la antigua estación de Antoñana, cuyo edificio principal actualmente es una casa particular y el muelle de carga funcionando ahora como Centro de Interpretación de la Vía Verde del Ferrocarril Vasco-Navarro y la Oficina de Turismo Comarcal de Montaña Alavesa.
Aunque sin duda, otro de los atractivos de esta localidad son sus alrededores, donde se encuentra el Parque Natural de Izki, espacio natural protegido donde avistar águilas reales, halcones peregrinos o pájaros carpinteros, y la Senda del Agin, que permite conocer unos legendarios ejemplares de tejo, superando algunos los 5 metros de altura.
Los lugareños celebran en el mes de septiembre las fiestas patronales de San Mateo, aunque sin duda, una de las festividades más importantes es la Fiesta de la Miel, que congrega a gran cantidad de visitantes que acuden de todas partes para disfrutar de este producto con etiqueta de calidad.