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¡AVISO IMPORTANTE: POR RAZONES AJENAS AL PROGRAMA DE CAMINOS NATURALES, ESTE ITINERARIO NO CUMPLE CON LOS ESTÁNDARES DE CONSERVACIÓN EXIGIDOS, POR LO QUE ALGUNOS TRAMOS PUEDEN NO SER TRANSITABLES!
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Esta ruta paralela a la costa que une Huelva con Ayamonte, aprovecha la antigua línea de ferrocarril trazada para el transporte de pescado desde Isla Cristina y Lepe hacia Madrid, y de minerales desde El Andévalo hacia la costa. Este tren pescadero llegó a tener una importancia estratégica para el abastecimiento alimenticio de Castilla, en los difíciles años de la posguerra.
La salida de este Camino Natural se realiza desde la estación de Gibraleón, apeadero que ya no se utiliza aunque todavía hoy transita el tren Huelva-Zafra. A este punto se puede acceder por la carretera N-431, desde el cruce por la Cañada de San Pureta. El inicio de la ruta está perfectamente señalizado y se realiza por la calle de la Estación hasta cruzar un puente sobre el río Odiel, desde donde se divisa una excepcional panorámica del pueblo y del cauce del río.
El Odiel fue navegable en el pasado hasta este punto, y desde aquí salían barcos con mercancías de la zona, principalmente naranjas, aceite y almendras hacia el puerto de Cádiz. De hecho, tras un pequeño eucaliptal a la salida del puente, junto a algunas pequeñas fincas familiares, todavía hay extensas plantaciones de naranjos, almendros y fresas que quedan a ambos lados del Camino Natural.
Durante muchos kilómetros no existen muchos cambios en el paisaje, excepto una pequeña zona de matorral mediterráneo cerca del apeadero de La Mezquita, donde pueden observarse dos vías, pues era en este punto donde el tren Huelva-Ayamonte conectaba con el tren procedente de El Andévalo, produciéndose un intercambio de mercancías: por una parte, frutas y pescado de todo el litoral onubense, y por otra, minerales procedentes del Andévalo.
Más adelante se encuentra un desvío que conduce a un paso subterráneo bajo la autopista del Quinto Centenario, para llegar hasta la estación de Aljaraque. Tras pasar bajo la N-431, la ruta se acerca al municipio de Cartaya y continúa en línea recta hasta la antigua estación, hoy transformada en gasolinera.
Más adelante, el Camino, ahora asfaltado, se adentra en el Paraje Natural Marismas del Río Piedras y Flecha del Rompido. A medida que se avanza, los naranjos y olivos que dominaban el paisaje, son sustituidos por alcornoques (Quercus suber), matorrales de lentisco (Pistacia lentiscus), mirto (Myrtus communis) y jara (Cistus sp.), donde se pueden observar petirrojos (Erithacus rubecula), herrerillos (Parus caeruleus), carboneros (Parus major) y gorriones (Passer sp.).
Continuando la ruta se llega al Puente de la Tavirona, que permite cruzar el río Piedras y que ofrece una de las panorámicas más bonitas del camino. Pinares y alcornocales acompañan al excursionista hasta que el camino se adentra en el municipio de Lepe. En este corto tramo, el firme se vuelve arenoso y dificulta el tránsito con bicicleta.
Los edificios de la antigua estación de esta localidad han sido reformados y a su alrededor se ha construido un parque. Lepe es uno de los municipios más ricos y con una de las economías más estables de la provincia de Huelva, no sólo por sus playas, que están un poco alejadas de la localidad, sino también por su patrimonio histórico–artístico. Merece la pena hacer una parada y probar su vino, ya mencionado en los Cuentos de Canterbury, en alguno de los “zampuzos” que existen en sus calles. Estas típicas tascas tradicionales, mitad bodega, es donde los dueños elaboran vino en barricas propias tras la vendimia de septiembre.
Para seguir por el Camino Natural del Litoral, en Lepe se continuará recto por la calle del Tren, y a continuación, por la del Castaño. Al final de esta última, comienza de nuevo la ruta y se abandona este municipio, continuando paralelo a la carretera N-431, durante un kilómetro aproximadamente, donde una bifurcación conduce al viajero por debajo de la carretera N-445. A partir de aquí el firme se vuelve arenoso y el tránsito sólo es posible a pie durante cerca de 4 km. La ruta vuelve a transcurrir entre cultivos, principalmente de naranjas y fresones hasta llegar al apeadero de La Redondela, actualmente transformado en un centro deportivo.
Algo más adelante se encuentra la laguna del Prado, que en realidad es un sector de la marisma cercana que ha quedado aislado por la desecación de una zona intermedia, ahora ocupada por cultivos.
Seguidamente se cruza una carretera que lleva a Huerta Noble (a unos 100 m del camino). Este complejo agro–industrial del siglo XVIII tiene especial interés por encontrarse en él un columbario declarado Bien de Interés Etnográfico. El palomar, el de mayor dimensión de toda Europa occidental, alberga espacio para unos 36.000 nidos de palomas.
A partir de este punto se produce un cambio sustancial en el paisaje que, hasta su final en Ayamonte, transcurre entre marismas que forman parte del Paraje Natural Marismas de Isla Cristina. Poco después, cruza la carretera A-5150 que une Pozo del Camino con Isla Cristina.
Al continuar, se encuentra el centro de interpretación El hombre y la marisma, instalado en un molino mareal rehabilitado y que puede resultar de gran interés al visitante, ya que muestra las distintas formas de aprovechamiento de este ecosistema. Probablemente el viajero, siempre atento, podrá observar algún paisano realizando cualquiera de estas formas tradicionales de aprovechamiento, bien sea el marisqueo, o trabajando en las salinas.
Hasta que se alcance el punto final del Camino Natural en Ayamonte, el paisaje y la calma invitarán a la observación de aves: cigüeñas (Ciconia sp.), cigüeñuelas (Himantopus himantopus), espátulas (Platalea leucorodia), garcetas (Egretta sp.), avocetas (Recurvirostra avosetta), agujas (Limosa sp.) y chorlitejos (Charadrius sp.), entre otras muchas especies.
Este camino natural atraviesa tres marismas presentes en el litoral onubense, clasificados como Espacios Naturales Protegidos y ZEPAs (Zonas de Especial Protección para las Aves). Asimismo pasa por otros puntos de parada obligatoria para los aficionados a la observación de aves como son las marismas del Odiel, las del río Piedras y las marismas de Isla Cristina.
Estos tres espacios tienen un origen similar por estar asociados a la desembocadura de un cauce fluvial, al tiempo que las mareas atlánticas tienen en ellos una gran influencia. La gran productividad de este tipo de ecosistemas, unida a su localización, hacen de estos espacios un lugar especialmente importante para la reproducción, siendo también esenciales para el paso migratorio y la invernada de multitud de aves, principalmente limícolas como agujas, avocetas, gaviotas (Larus sp.), combatientes (Philomachus pugnax) y correlimos (Calidrissp.), y otras como fumareles (Chlidonias sp.), zampullines (Tachybaptus sp.), tarros canelos (Tadorna ferruginea), espátulas, flamencos (Phoenicopterus roseus), y un sinfín de especies que seguramente deleitarán a cualquier ornitólogo.
Cerca de La Redondela está la finca Huerta Noble, dentro de la cual se encuentra este gran columbario, un desconocido elemento de nuestro patrimonio y único en Europa occidental por sus dimensiones. Construido entre 1761 y 1771, podría albergar 36.000 nidos de paloma. Se desconocen las causas reales que llevaron a su construcción, tal vez para el aprovechamiento de los excrementos de palomas en la huerta, y las propias palomas o sus huevos como alimento, o quizá simplemente como capricho de su autor. En cualquier caso, merece la pena realizar una parada para visitar tal monumento.