Partiendo del límite municipal entre Belmez y Villanueva del Duque, que marca también el límite entre las comarcas cordobesas de Los Pedroches y Valle del Guadiato, este cómodo itinerario, que utiliza el trazado del ferrocarril minero Peñarroya-Puertollano, discurre por un terreno ondulado entre pinares, dehesas de encinas y olivares.
El Camino Natural arranca cerca del límite entre los términos municipales de Belmez y Villanueva del Duque, junto a un panel informativo. En este mismo punto concluye otro itinerario que también hace uso de la misma plataforma ferroviaria desmantelada: la Vía Verde de La Minería, que conecta este punto con las instalaciones de la antigua mina de El Soldado.
Los primeros kilómetros del recorrido se hacen en compañía de los pinos piñoneros (Pinus pinea) y resineros (P. pinaster) de un pinar de repoblación mixto, con la aparición puntual de ejemplares de encina (Quercus ilex) y matorral mediterráneo en las laderas con más pendiente.
Apenas 300 m desde el inicio de la ruta aparece una edificación a mano izquierda, una de las muchas infraestructuras auxiliares, en diferente estado de ruina, de cuando el ferrocarril estaba en funcionamiento. Estas se utilizaban como almacenes o viviendas para los peones encargados del mantenimiento de la vía.
Después de avanzar aproximadamente 1,5 km, el trayecto comienza a rodear el valle de uno de los tributarios del arroyo de la Majadilla. Tanto es así que, desde este punto, se puede ver perfectamente el recorrido del Camino Natural al otro lado del valle. Llegados a este punto, se produce un momentáneo cambio de paisaje al pasar sobre el arroyo, en el que unos eucaliptos de gran altura sustituyen a los pinos durante unos fugaces 100 m.
Al cabo de medio kilómetro se llega hasta un área de descanso que se ha habilitado en una explanada a la derecha del camino y donde bien se puede tomar un respiro para recobrar fuerzas y contemplar el hermoso paisaje. De esta manera, al retomar el sendero y recorrerlo durante otros 500 m, el viajero alcanzará otra de las características singulares de este itinerario: una trinchera, elemento estrechamente relacionado con el pasado ferroviario de la zona. Esta infraestructura corta el terreno y, junto a otra compañera aún más alta que se encuentra 600 m más adelante, hará las delicias del aficionado a la geología, ya que se pueden observar perfectamente las calizas tableadas que conforman estos montes.
El camino continúa trasladándonos a la época en que el tren aún funcionaba, pasando junto a otra construcción aneja al antiguo ferrocarril, antesala de un pinar y una dehesa de encinas con poca densidad arbórea. En esta parte del recorrido se hace patente la desaparición de los pinares, lo que provoca un notable aumento del matorral mediterráneo acompañante, con la presencia cada vez más frecuente de jaras (Cistus spp.), aulagas (Genista scorpius), retamas y labiadas.
Tras una nueva curva, no tan acusada como la descrita anteriormente, a la dehesa se une también alguna plantación arbórea en la que sobresalen los olivares y los frutales y, en el cortejo florístico, a los lados del camino aparecen lentiscos (Pistacea lentiscus) y otros árboles probablemente consecuencia de algún huerto cercano como son las higueras (Ficus carica) o perales (Pyrus sp.).
De esta forma se alcanza la antigua estación de Cámaras Altas, con la aparición, otra vez, de algunos eucaliptos. De esta antigua infraestructura se conserva el almacén, el edificio principal de la estación y algunas edificaciones auxiliares como una caseta o un depósito de agua. Todo ello en estado de ruina a excepción del almacén, que está en manos privadas. En este punto, entre la estación y el almacén, se ha habilitado un área de descanso en la que también se puede reposar si durante la aventura no se ha realizado alto alguno.
A partir de aquí, el usuario del camino debe prestar atención, ya que lo que queda de la ruta discurre por un sendero de uso compartido con vehículos motorizados. Después de pasar el cruce que da acceso a Cámaras Altas desde la carretera, se continúa durante 400 m hasta llegar a una pasarela de madera que cruza el arroyo de la Majadilla. Una vez superado este arroyo, se pasa por delante de la puerta de acceso a un amplio campo de pastos para recorrer, en línea recta, los 300 m que quedan hasta llegar al final de este itinerario, situado en el cruce con la carretera CO-440. La población de Belmez, que ofrece todo tipo de servicios, queda a unos 7 km por esta carretera.
El Camino Natural Vía Verde del Guadiato, junto a las vecinas Vías Verdes de La Minería, del Guadiato, de La Maquinilla, de Peñarroya-Pueblonuevo y de Fuente Obejuna, forma parte de una serie de itinerarios que utilizan los trazados de antiguos ferrocarriles mineros a cuyo conjunto se ha denominado Vía Verde del Guadiato y los Pedroches, por discurrir por estas dos comarcas cordobesas.
Este municipio cordobés de la comarca del Valle del Guadiato debió contar con población, como mínimo, desde el neolítico medio, como evidencian los distintos monumentos megalíticos encontrados en el actual territorio municipal, aunque otros restos pueden remontarse hasta el paleolítico.
Debido a la riqueza minero-metalúrgica de la zona, fue un territorio ocupado por tartesios y fenicios, pero es de la época romana de la que más vestigios han logrado conservarse, en forma de minas de cobre o hierro y lápidas funerarias. También hay presencia visigoda, habiéndose encontrado un hábitat al sur de la aldea de El Hoyo.
Las primeras referencias escritas sobre Belmez datan de 1254. Éstas están relacionadas con el asedio a Jaén durante la conquista cristiana, cuando Fernando III cede la villa de Priego de Córdoba a la orden de Calatrava a cambio del castillo de Belmez y su territorio. Posteriormente, Alfonso XI le concede a la población el título de Muy Leal Villa y, siglos después, Felipe II añade el título de Muy Noble Villa.
La economía de esta población se basaba en la ganadería y la agricultura hasta que, a finales del siglo XVII, se descubrió carbón en el subsuelo de la localidad, siendo la Mina de Cabeza de Vaca la primera de la que hay constancia.
Durante el siglo XIX la explotación de las minas corrió a cargo de la Sociedad Hullera y Metalúrgica de Belmez hasta la fundación a finales de siglo de la Sociedad Minero Metalúrgica Peñarroya, que monopolizó la extracción del carbón hasta mediados del siglo XX en que cesa su actividad en la provincia de Córdoba. En esas fechas se creó la Empresa Nacional Carbonífera del Sur, actualmente ENDESA, encargada de la explotación del mineral en la zona hasta bien entrado el siglo XXI.
En cuanto al patrimonio, lo que más llama la atención a simple vista es el castillo que, situado sobre un alto promontorio calizo, aparece vigilante sobre la villa. Posiblemente fuese construido sobre otra fortaleza de origen musulmán, aunque las primeras noticias que se tienen del castillo son del siglo XIII, cuando estaba en manos de la orden de Calatrava.
El patrimonio civil se completa con el ayuntamiento, del siglo XIX, y respecto al religioso, destacan la ermita de la Virgen del Castillo, originalmente construida tras la conquista cristiana; la ermita de la Virgen de los Remedios, del siglo XVI; y la iglesia de la Anunciación, correspondiente al siglo XVI. La principal celebración organizada en la localidad es la feria en honor de la patrona, Nuestra Señora de los Remedios, que se celebra en torno al 7 de septiembre, aunque otras aldeas del término municipal tienen sus propias fiestas patronales.
Se da la particular circunstancia de que en la cuenca carbonífera de Peñarroya y Belmez coexistieron vías de ferrocarril de diferente ancho de vía, explotadas por diferentes compañías.
Durante el siglo XIX, la compañía Sociedad Hullera y Metalúrgica de Belmez (CHMB) era la encargada de las minas de carbón en la cuenca. Esta compañía estuvo íntimamente ligada a la Compañía de los Caminos de Hierro de Ciudad Real a Badajoz (CRB) a la cual suministraba carbón con el que alimentar a su parque de locomotoras. Esta relación hizo que incluso se construyera un ramal, con el ancho ibérico con que operaba CRB, que unía Almonchón con las minas de Belmez. Esta relación concluyo cuando CRB fue absorbida por la Compañía de los Ferrocarriles de Madrid a Zaragoza y Alicante (MZA).
Ante esta situación, la CHMB unió fuerzas con la casa Casa Rothschild para formar la Sociedad Minera y Metalúrgica de Peñarroya (SMMP), con la idea de que CHMB continuara con la explotación del carbón mientras que SMMP se dedicaría a la extracción de plomo. La CHMB terminó siendo absorbida a finales del siglo XIX por SMMP, que comenzó a hacerse con el control de otras minas de la zona, así como en las vecinas provincias de Ciudad Real (Puertollano, San Quintín) y Badajoz (Azuaga, Fuente del Arco). Tal fue la importancia de esta compañía durante el siglo XX, que llegó a contar con una red ferroviaria propia, de vía estrecha, para comunicar las explotaciones mineras de Badajoz, Córdoba y Ciudad Real.
Tras el abandono de la actividad minera, a finales del siglo XX, tanto las instalaciones de las minas como los ferrocarriles terminaron abandonándose. En la actualidad parte de estas redes ferroviarias están siendo rehabilitada para su uso recreativo en forma de Vías Verdes y Caminos Naturales.
-Precaución en los cruces con los caminos de acceso a fincas y en el cruce en el cruce de acceso al apartadero de Cámaras Altas.
-Precaución en el tramo compartido con vehículos y, especialmente, en el final de la ruta en el cruce con la carretera.
-Infórmate sobre los aspectos técnicos de la ruta y sobre la meteorología del día.
-Cuida del medio ambiente. Procura no molestar a los animales ni deteriorar la vegetación. Respeta las zonas privadas.
-Debes dar prioridad a los peatones y cumplir con las normas generales de circulación.
-El entorno por el que vas a circular es abierto, de libre circulación y escenario de múltiples actividades (deportivas, forestales, ganaderas y agrícolas). Mantén una actitud comprensiva, prudente, responsable y respetuosa.