Ministerio de Agricultura, Pesca y Alimentación

Corta etapa que recorre la monumental Cuenca vista desde la orilla del río Júcar, descubriendo el Puente de San Antón y El Bosque de Acero, para después ascender hasta el Mirador de Cuenca en la Sierra del Bosque, viajando finalmente entre tierras de labor hasta Villar de Olalla.

La etapa 6 comienza junto al panel interpretativo de Caminos Naturales ubicado en el paraje conocido como Recreo Peral, situado en el extremo norte de la ciudad de Cuenca. El recorrido avanza por pista de asfalto, eso sí, con el río Júcar siempre a la derecha y la bella ciudad Patrimonio de la Humanidad desde el año 1996 alzándose a la izquierda sobre los cortados rocosos.

Tras subir unas escaleras y siguiendo la señalización de Caminos Naturales el firme cambia, tomando un camino de tierra que sale a la derecha y que se acerca aún más, si cabe, al río Júcar. Poco después, se ha de superar un puente de madera que será el punto de partida de un espectacular tramo de pasarela de madera anclada en la roca que curvea acompasada al son que marca la parte final de la Hoz del Júcar.

Sin pausa, pero disfrutando del entorno que le rodea, el senderista alcanza el Parque de la Trinidad, donde un nuevo puente de madera supera el río Huécar en el momento de su desembocadura en el río Júcar, punto conocido como junta de los ríos. Se asciende por un tramo de escaleras todavía dentro del parque, para girar a la derecha en la avenida Virgen de la Luz, que tras pocos metros conduce al viajero al archiconocido Puente de San Antón. Una infraestructura que no solo permite pasar a la otra orilla sino que también, regala a quien llegue hasta aquí una impresionante panorámica de la iglesia de la Virgen de la Luz.

El templo va quedando poco a poco atrás, girando el camino a la izquierda por la avenida de los Alfares para, pocos metros después, descender por un tramo de escaleras que lleva de nuevo al caminante a las orillas del río Júcar. Una vez más, se ha de salvar el cauce de este bello curso fluvial utilizando, para este menester, un puente de madera tras el cual se debe girar a la derecha avanzando entre bosques de galería, siempre con el río Júcar a la derecha como fiel compañero.

Casi sin darse cuenta, el viajero va avanzando por la ciudad de Cuenca inmerso en la tranquilidad que ofrece el río y su agradable paseo fluvial. Tras dejar atrás una Estación de Aforo de la Confederación Hidrográfica del Júcar y superar, siempre por debajo, varias carreteras y el puente del antiguo ferrocarril, se alcanza un curioso edificio conocido como El Bosque de Acero. Esta futurista infraestructura fue inaugurada en el año 2010 y diseñada en el estudio del afamado arquitecto Rafael Moneo. La finalidad de este espacio es la celebración de todo tipo de eventos socio-culturales.

Llegados a este punto se supera el hito kilométrico 2, que marca el abandono del que ha sido fiel compañero de viaje: el río Júcar. Para ello se debe girar a la izquierda, subiendo pocos metros después un tramo de escaleras junto al río Moscas. Toca girar de nuevo, otra vez a la izquierda por la Ronda Oeste, para continuar avanzando por la acera o por el carril bici, dependiendo de la modalidad de viaje que se esté realizando. Se cruza la mencionada Ronda Oeste por el semáforo colocado al efecto, donde, además, un panel interpretativo de Caminos Naturales despide al viajero de la ciudad de Cuenca.

En este punto, y tras girar a la derecha, comienza un corto tramo compartido con vehículos a motor donde se deberán extremar las precauciones. Este tramo finaliza junto al hito kilométrico 3 para avanzar por acera o por carril bici en el Pasaje de Abengózar donde momentáneamente el trazado se vuelve a acercar al cauce del río Júcar.

Al alcanzar una rotonda es necesario continuar por el camino de tierra de la izquierda. No despistaremos el recorrido, ya que en este enclave hay diversas indicaciones de la señalización de Caminos Naturales que nos guiarán avanzando junto al Hospital Universitario de Cuenca, completando así el cuarto kilómetro de etapa.

Poco después, siguiendo la señalización, se zigzaguea a derecha e izquierda para cruzar por paso subterráneo la carretera N-320. Al volver a la superficie, el trazado comienza a ascender durante 1 kilómetro a través de unas rampas que exigen cierto esfuerzo que será sin duda recompensado por la presencia de un monte mediterráneo compuesto por encinas (Quercus ilex) como especie principal dotada con un sotobosque de matorral y aromáticas de gran interés. Por si esto fuera poco, al llegar a la cima, un banco y un panel tipo atril invitan a realizar un merecido descanso y disfrutar de las vistas atrás de la ciudad desde este Mirador de Cuenca.

Es momento de comenzar el descenso, que se hace esta vez por camino de tierra que poco después torna a senda, debiendo seguir las balizas de Caminos Naturales para completar este trepidante tramo entre vegetación y sustratos ricos en yesos. Al finalizar la senda, se continúa por camino ancho de tierra al mismo tiempo que cambia radicalmente el paisaje que flanquea al viajero, dejando atrás el monte mediterráneo y avanzando desde ahora entre tierras de labor. Además, pequeños arroyos con su bosque de galería y reductos de vegetación arbustiva y arbórea, salpican el paisaje formando un mosaico de especial belleza.

El trazado llega hasta un despoblado conocido como La Abengózar, girando a la izquierda en ese momento, sucediéndose desde entonces los kilómetros por camino ancho de suave pendiente, alejándose de la Sierra del Bosque y acercándose a la localidad que pone punto final a la etapa.

Poco después de superar el punto kilométrico 10, el viajero entra en Villar de Olalla por la calle Abengózar. Callejeando por esta bella localidad conquense siguiendo las placas urbanas de Caminos Naturales, para llegar hasta el paso de cebra que cruza la carretera N-420 y, tras superarla, alcanzar el panel interpretativo que indica el final de la etapa 6 del Camino Natural del Júcar.