Ministerio de Agricultura, Pesca y Alimentación

Esta ruta permite conocer los municipios de Tragacete y Huélamo, dos bellos pueblos conquenses, principio y final de etapa. Entre ellos, innumerables hitos que el viajero no se puede perder. El mirador de Tragacete despide definitivamente al nacimiento del río Júcar. Excelentes pinares y un tramo por el Cordel de Huélamo, donde desemboca el río Almagrero en el río Júcar, harán las delicias del senderista. Finalmente, se desciende al ”Xúquer” como es conocido en valenciano, para después ascender hasta alcanzar el punto final en Huélamo.

El panel interpretativo situado junto a la carretera CM-2106 da el pistoletazo de salida a esta segunda etapa, al mismo tiempo que también marca el principio del ramal de la etapa 1 y el final de la propia etapa 1.

Sin más preámbulos, el viajero avanza unos pocos metros por la mencionada carretera a su paso por Tragacete. Este pueblo serrano bien merece una visita para perderse por sus características calles, pudiendo además disfrutar del Centro de Interpretación del Parque Natural de la Serranía de Cuenca.

Por el contrario, si lo que se quiere es seguir fielmente el trazado del Camino Natural, se debe girar a la derecha desde la carretera por la calle Cervantes y, tras llegar a la plaza, alcanzar, a la izquierda, la iglesia parroquial de San Miguel Arcángel. Después, se avanza brevemente a la izquierda por la calle Fernando Royuela y, siguiendo las marcas rojas y blancas características de los Grandes Recorridos (GR), se asciende por la calle de la Fuente hasta abandonar el núcleo urbano por un camino a la derecha siguiendo las mencionadas marcas GR.

El itinerario asciende flanqueado por pinares a la derecha y prados a la izquierda, dejando atrás la localidad de Tragacete. Antes de alcanzar el segundo kilómetro de etapa, el camino da un giro a la derecha, descubriendo al viajero el típico paisaje de la Serranía de Cuenca. Una panorámica en la que llaman la atención muelas y cortados erosionados en la roca caliza donde, de forma habitual, se pueden avistar imponentes ejemplares de buitre leonado (Gyps fulvus).

Poco después del mencionado hito kilométrico, finaliza esta subida, alcanzando el Mirador de Tragacete (Cerro del Colmenarejo). Para ello, el senderista se tendrá que haber desviado poco más de 250 m del trazado del Camino Natural, regresando sobre sus pasos tras disfrutar de las bellas panorámicas de Tragacete, del entorno del nacimiento del río Júcar y de la Serranía de Cuenca que ofrece este mirador.

La siguiente parte de la etapa recorre un buen ejemplo de las formaciones boscosas más representativas del Parque Natural de la Serranía de Cuenca: los pinares. No será difícil encontrar ganado ovino campando libremente por estos bosques. Mientras, se continúa disfrutando del paisaje serrano y de la variedad de esencias con las que el estrato arbustivo y herbáceo de estos bosques embriaga el olfato del cicloturista.

Se suceden así los kilómetros con el viajero inmerso en esta experiencia sensorial. Poco antes del hito kilométrico 6 se inicia una zona de descenso y. una vez superado este hito se cruza la Cañada Real de Los Chorros. La etapa no deja la vocación trashumante y ganadera y, tras abandonar la pista forestal de gran anchura y finalizar el descenso, se gira a la derecha, donde un panel interpretativo amplia la información sobre la práctica de la trashumancia.

Ya en el Cordel de Huélamo se inicia un largo tramo peatonal de más de tres kilómetros donde se avanza por senda estrecha y en ocasiones campo a través, por lo que se deberá prestar especial atención a la señalización de Caminos Naturales. En este tramo peatonal se podrá observar la desembocadura del río Almagrero en el río Júcar desde una envidiable perspectiva. Es precisamente en esta desembocadura donde comenzaban gran parte de las maderadas por el Júcar, antigua practica que consistía en transportar troncos enteros de madera procedentes de la sierra por el cauce del río. Los encargados de realizar este trabajo eran los gancheros que viajaban ayudando a la madera a recorrer el río con la única ayuda de una pértiga llamada gancho.

A continuación, un tramo señalizado como peligroso de 100 m obliga de nuevo al caminante a agudizar los sentidos. Varios pequeños arroyos cruzan el itinerario para unir sus aguas poco después a las del Júcar. Para ello existen algunos pasos de piedra y dos pasarelas de madera que permiten superarlos sin ninguna dificultad.

Coincidente con el punto kilométrico 11 de la etapa finaliza el tramo peatonal, comenzando un ascenso por pista ancha adentrándose en una nueva masa de pinar en la que, tras recorrer poco más de un kilómetro, se debe abrir una cancela metálica ganadera para continuar con el viaje, debiendo quedar correctamente cerrada tras el paso del senderista.

Finalizada la subida, cortados y muelas se alzan en el paisaje deleitando la vista del caminante. En este paraje, de especial belleza, van apareciendo ejemplares de quejigo (Quercus faginea) y otras quercineas, además de especies espectaculares como el arce de Montpellier (Acer monspessulanum). El oído del caminante también tiene aquí su lugar, sobre todo si se viaja en otoño, pudiendo disfrutar de la intensa berrea del ciervo (Cervus elaphus) e incluso escuchando el canto de diferentes especies de aves y el caer de las bellotas maduras de los quejigos.

El ganado vacuno acompaña al viajero, que abandona el camino ancho con un giro a la izquierda por senda estrecha que precede al inicio del segundo y último tramo peatonal. Poco después de superar el kilómetro 14 de etapa, una nueva cancela, que el viajero debe abrir y cerrar correctamente, impidiendo así que se escape el ganado vacuno.

A partir de este punto comienza el descenso. Huélamo y su cerro son testigos de esta parte de la etapa y serán protagonistas hasta el final de la misma. Tras finalizar el tramo peatonal, de poco más de un kilómetro, se continúa descendiendo hasta alcanzar la carretera CM-2105. Avanzando por ella escasos metros, se cruza con extremada precaución y se gira a la derecha para continuar por la carretera CM-9231. Tras cruzar el río Júcar, el Camino Natural se bifurca en dos itinerarios distintos para senderistas y ciclistas. El itinerario senderista discurre 600 m por el PR-CU 07, señalizado con dos franjas horizontales paralelas amarilla y blanca, hasta alcanzar la localidad de Huélamo. Los ciclistas, en cambio, podrán emprender la subida final, con suma cautela, por la carretera CM-9231 durante 1200 m. Se trata de un tramo con curvas compartido con el tráfico rodado hasta alcanzar el panel interpretativo, que pone punto final a esta segunda etapa en la localidad de Huélamo.