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Etapa 39: San Benito de la Contienda - Villanueva del Fresno

Descripción

Etapa 39: San Benito de la Contienda - Villanueva del Fresno

Por los llano de Olivenza, el esplendor de la dehesa

En esta larga etapa, que recorre algo más de 37 km, a los que se añaden otros casi 22 correspondientes a ramales, el camino nos llevará por los llanos de Olivenza, un hermoso mosaico de paisajes que bullen de vida, a lo que hay que unir un impresionante patrimonio histórico artístico, así como una arquitectura popular muy unida a la tradición alentejana. El recorrido permitirá al viajero contemplar la dehesa en todo su esplendor, sumergiéndose en un paisaje de espectacular colorido y pudiendo disfrutar de la riqueza ornitológica que albergan estos bosques tan arraigados al paisaje extremeño.

Esta ruta comienza en la pedanía oliventina San Benito de la Contienda tomando el camino que sale de la calle de la Luz, conocido como camino de San Benito de la Contienda a Alconchel, que pronto se adentra en un paisaje dominado por extensas dehesas, predominantemente de encina (Quercus ilex), y fincas orientadas a la ganadería.

Tras recorrer aproximadamente 5,9 km, el camino llega a puertas de la finca "El Pico" y continúa recto, dejando a la derecha el acceso hacia el Cortijo Nuevo del Chaparral. Unos 100 m después el camino cruza un pequeño puente sobre el arroyo de los Morenos, pasando junto a la entrada de la finca Montearagón, y prosigue el recorrido entre vallas y muros de piedra que lo separan de las dehesas adyacentes, de aprovechamiento fundamentalmente ganadero. En los bordes del camino aparecen ejemplares de especies típicas del bosque mediterráneo como jaras (Cistus ladanifer y Cistus salviifolius), retamas (Retama sphaerocarpa), lavandas (Lavandula angustifolia) y aliagas (Ulex parviflorus).

Dehesas en floración

Después de superar los cortijos de Montearagón, los Macedos y el Pombal, el camino se adentra en una zona de dehesas menos densas, con extensos pastizales salpicados de rodales de eucaliptos (Eucaliptus camaldulensis), en los que es fácil observar reses bravas pastando libremente a un paso del camino. Tras superar los cortijos de la Brevera Alta, la Brevera Chica y Brevera Baja, ejemplos de la arquitectura popular, el camino se interna en una zona de dehesa mixta de encina y alcornoque (Quercus suber) más densa y que sufre una menor presión ganadera. En estas dehesas es fácil avistar numerosas especies de rapaces como milanos reales (Milvus milvus), milanos negros (Milvus migrans), águilas calzadas (Hieraaetus pennatus), águilas culebreras (Circaetus gallicus), elanio común (Elanus caeruleus) o ratoneros comunes (Buteo buteo), así como otra avifauna propia de zonas pseudo esteparias y adehesadas como la abubilla (Upupa epops), el pito real (Picus viridis), la cigüeña blanca (Ciconia ciconia), el pinzón vulgar (Fringilla coelebs), o el alcaudón común (Lanius senator), que acuden atraídos por los recursos alimenticios que alberga este ecosistema. En invierno la diversidad ornitológica de la dehesa se enriquece aún más con la llegada de las viajeras grullas (Grus grus), además de palomas torcaces (Columba palumbus), o avefrías (Vanellus vanellus).

Una vez sobrepasado este tramo, el camino discurre paralelo a la Rivera de Táliga mostrando un panorama de amplios pastizales fusionados con una característica vegetación de ribera, entre la que destacan las adelfas (Nerium oleander), los fresnos (Fraxinus angustifolia), los chopos (Populus sp.) y las zarzas (Rosa sp.), y con otros arbustos propios del bosque mediterráneo como retamas y jaras. Tras recorrer aproximadamente un kilómetro junto a la ribera, y antes de llegar a la altura del cortijo del Zapillo, el camino se separa del río y sigue en línea recta otros 800 m hasta la confluencia con el "Camino de los Molinos".

El camino atraviesa pastos y dehesas en su recorrido

En este punto parte un ramal que une el camino natural con la localidad Alconchel, sin embargo, para continuar el itinerario principal de la etapa 39 es necesario girar a la derecha y seguir por este camino, que avanza flanqueado por pequeños muros de piedra, en dirección a Cheles y Villanueva del Fresno.

Unos metros más adelante, en el paraje conocido como El Zapillo, a la derecha del sendero, se observa una de las numerosas balsas de agua que aparecen lo largo del recorrido. En éstas se recoge el agua de lluvia, sirviendo como abrevadero para el ganado y otras especies de la fauna silvestre que acuden a ellas a saciar su sed, sobre todo al amanecer y en el ocaso del día, y por ello, se convierten en lugares perfectos para el avistamiento de fauna y para los amantes a la ornitología.

En poco más de 700 m se alcanza la Rivera de Táliga, cuyas aguas llegaron a sustentar a varias familias que trabajaban en los molinos de la zona. Unas pasaderas de hormigón permiten atravesar el cauce, debiendo tener especial precaución en este punto, tal como indican las señales aquí situadas. El viajero puede apreciar de cerca la rica vegetación de ribera que se desarrolla en los márgenes de estas tranquilas aguas y que confieren a este pequeño curso de agua un importante valor ecológico.

Dehesas en floración

El itinerario continúa adentrándose en un paisaje puramente mediterráneo entre encinares y alcornocales adehesados, salpicados de arbustos como retamas, aliagas, gamones (Asphodelus sp.) y jaras, sobre una alfombra de hierbas silvestres cuya floración en primavera provoca una explosión de color de espectacular belleza.

Es posible que el viajero encuentre a su paso algunos ejemplares de ganado vacuno pastando en estos antropizados bosques, por lo que deberá de tener especial cuidado de cerrar todas las cancelas y puertas que encuentre a su paso. Tras atravesar varias de estas puertas y dejando atrás algunas entradas laterales hacia fincas privadas, a la derecha del camino se llega a divisar un antiguo pozo junto al arroyo de las Siete Fuentes, cuyas aguas estacionales alimentan el cauce de Táliga, y más allá el Cortijo de la Peña.

Chozos pastoriles en las proximidades del camino

En pocos metros, a la derecha de la marcha, aparecen tres chozos pastoriles de piedra de forma circular, vestigios de la arquitectura popular más tradicional, enclavados en un privilegiado entorno desde donde el suave relieve permite divisar un extenso mosaico natural.

Más adelante se alcanza el cruce con el camino de la finca La Esparragosa. Aquí el viajero debe girar a la izquierda para continuar hacia Cheles y Villanueva del Fresno, tal como se indica en un poste indicativo allí situado. El camino sigue sorprendiendo con un ecosistema de dehesas de encinas, pudiendo avistar perdices (Alectoris rufa), conejos (Oryctolagus cuniculus) así como numerosas aves. Después de atravesar varios cruces en los que hay que seguir de frente, el camino cruza la carretera EX-314.

Más adelante se rebasan varios pasos canadienses y cruces debidamente señalizados, hasta llegar a la intersección con un camino conocido como Martín Vaca. En este punto, si se opta por ir hacia la derecha se toma el ramal de la etapa con dirección a Cheles, mientras que si se continúa hacia la izquierda se llega hasta la población de Villanueva del Fresno.

Continuando el recorrido por la vía hacia Villanueva del Fresno se llega al puente sobre el río Rivera de Friegamuñoz, desde el cual se puede observar el antiguo Puente de Moncarche y las ruinas de lo que fue un antiguo convento franciscano cavado en la roca y que data de 1501. También es posible contemplar las ruinas de un acueducto usado para abastecer al convento de Nuestra Señora de la Luz.

Finalmente la etapa concluye a la entrada de Villanueva del Fresno, población a la que se accede atravesando la carretera EX-112. Destaca en esta localidad su hermosa Plaza de España, en la que se ubica el ayuntamiento, edificio de corte neoclásico y gran majestuosidad, y la iglesia parroquial de Nuestra Señora de la Concepción. Cuenta además con tres ermitas, la del Cristo de la Expiración, la de San Antonio y la de San Ginés de la Jara, celebrando esta última una romería el primer domingo de mayo.

Debido a que Villanueva del Fresno es una comarca que por las características de su terreno es rica en variedad de setas, se celebran en esta localidad las fiestas tanto gastronómicas como artesanales del gurumelo.

Ramal de Alconchel

Una vez llegado al encuentro con el "Camino de los Molinos", el viajero puede optar por recorrer el ramal de 3 kilómetros que conduce paralelo a la Rivera de Táliga hasta la población de Alconchel.

El ramal transcurre guiado por el cauce y su rica vegetación de ribera, avanzando en su primer kilómetro entre fincas de pastos donde se cría ganado porcino, vacuno y equino, hasta alcanzar el paraje conocido como Dehesa del Agregado en el que se encuentra la Casa Huerta del Conde, donde se puede contemplar, a la izquierda del camino, un chozo pastoril en perfectas condiciones, de planta redonda y tejado de escoba, así como restos de otros chozos más deteriorados. A la derecha de la marcha quedan los cerros de San Pedro y de la Balsa cubiertos de encinas y pastos, entre los cuales se mantienen los restos del Convento de San Pedro, mientras que de frente aparecen el cerro de la Esperanza y El Ejido, con sus laderas cubiertas de eucaliptos.

El recorrido continúa hasta llegar, aproximadamente en el kilómetro dos del ramal, a un área de descanso a la izquierda del camino junto al puente medieval "Puente de Carrasco", construido para salvar uno de los arroyos que desemboca en la Rivera de Táliga y que conserva los tres arcos de ladrillo y la mampostería con que se construyó en su origen. A partir de aquí, el paisaje que aparece a ambos lados del camino se encuentra más desprovisto de vegetación arbórea, y soporta una mayor carga ganadera de ovejas y cabras.

Tras alcanzar el cruce con el camino asfaltado del cementerio, la ruta desemboca en Alconchel por la calle Cruz, ofreciendo una imagen de casas encaladas, tejados con tejas árabes y zócalos de diferentes colores, que denotan la influencia portuguesa, y donde un panel informativo y, unos metros más allá, una señal direccional marcan el final del recorrido.

Ramal de Cheles

Si desde el cruce que lleva a Villanueva del Fresno antes mencionado se opta por girar a la derecha, el camino discurre ahora por el ramal de Cheles. El paisaje sigue regalando dehesas de encinas en las que se observa el ganado suelto, con relieve de escasos desniveles.

Es a partir del punto kilométrico 5 del ramal cuando se aprecia un sotobosque arbustivo mucho más denso, aunque la arboleda sigue estando marcada por la omnipresente encina.

Después de vadear un pequeño arroyo, el entorno de la vía cambia, pasando de una topografía propia de sierra a un paisaje de campiña de cultivo de cereal, en el que se pueden observar numerosas perdices.

Una vez en Cheles, el camino da la opción de visitar la playa del mismo nombre situada a unos 5 km de la población. Este bonito entorno cuenta con merenderos, zona recreativa para niños y un chiringuito donde el caminante podrá pasar un día muy agradable.

También partiendo del casco urbano de Cheles, bordeando por la derecha la ermita del Santo Cristo de la Paz, parte otro ramal asfaltado que conduce hasta un embarcadero desde el que se tienen formidables vistas del río Guadiana, catalogado por su interés natural como LIC (Lugar de Interés Comunitario) y ZEC (Zona Especial de Conservación) Río Guadiana Internacional.

Mapa

Perfil

Perfil MIDE de la Etapa San Benito de la Contienda-Villanueva del Fresno


MIDE (Método para la Información de Excursiones)

(calculado según criterios MIDE para un excursionista medio poco cargado)

Destacados

Información adicional

La Dehesa

El término dehesa deriva del vocablo castellano defensa, que se define en la RAE como "tierra generalmente acotada y por lo común destinada a pastos", y constituye el paisaje más característico de varias regiones de la Península Ibérica, entre ellas Extremadura, ocupando prácticamente un tercio de la superficie de esta comunidad.

Este ecosistema está caracterizado por contar un estrato arbóreo aclarado, generalmente de encinas o alcornoques, así como por la eliminación de gran parte del matorral para favorecer pastos y cultivos, donde se combinan los recursos agrícolas, ganaderos y forestales, fruto de la herencia de una tradición que se remonta a la antigüedad, pues los romanos ya utilizaban este sostenible sistema agrosilvopastoral.

La dehesa aporta a la sociedad productos de gran calidad cada vez más demandados por los mercados, utilizando especies ganaderas autóctonas de gran rusticidad como el cerdo ibérico, la oveja merina o la vaca retinta, que aprovechan con gran eficacia los recursos naturales de estos ecosistemas, generalmente asentados sobre rocas silíceas (fundamentalmente pizarras y granitos), bajo un clima mediterráneo caracterizado por veranos secos y calurosos e inviernos largos y suavizados. El aprovechamiento cinegético, la producción de bellota y de corcho, la cría de ganado de lidia y un creciente ecoturismo son algunas de las posibilidades que ofrecen estos bosques.

En la actualidad, las dehesas se enfrentan a diversos problemas, entre ellos el sobrepastoreo, la falta de regeneración del arbolado y sobre todo la enfermedad de la seca en los encinares, por lo que existen varias directrices para intentar proteger y mantener estos ecosistemas que albergan una gran biodiversidad y que forman parte ya de nuestro patrimonio natural, paisajístico y cultural.

Puente de Moncarche y el antiguo convento de Nuestra Señora de la Luz

Construido sobre la ribera del río Friegamuñoz, destaca en esta obra el acueducto que lleva adosado a un lateral del puente y que en tiempos conducía el agua desde una fuente cercana hasta el antiguo convento de Nuestra Señora de la Luz, situado al otro lado de la ribera, ya en el término municipal de Alconchel. Posiblemente a partir de 1715, los frailes creyeron conveniente contar con agua en el mismo recinto del convento y para ello, aprovechando el puente que ya existía, montaron encima un acueducto que comunicaba la fuente de la ribera opuesta con el convento, consiguiendo que el agua llegara por su propio peso.

El antiguo convento de Nuestra Señora de la Luz de Alconchel fue construido por mandato del señor de Alconchel Don Juan de Sotomayor poco antes de 1.500 y en 1.501 fue entregado a Fray Juan de Guadalupe. Fue uno de los primeros conventos que fundaron los Franciscanos en esta zona y guarda la típica traza severa franciscana. La capilla esta excavada en la roca y junto a ella aparecen el campanil y la hospedería.

Aunque en la actualidad se encuentra totalmente en ruinas, todos los años el 19 de marzo los vecinos de Alconchel peregrinan hasta este antiguo convento, en la llamada Romería a los Jarales.

Castillo de Miraflores o Coluche

El majestuoso castillo de Miraflores, también conocido como Coluche, se sitúa al norte de la población de Alconchel sobre el cerro de Miraflores (296 m. de altitud). De origen árabe y reconstruido en el siglo XII por el monarca lusitano Alfonso Enríquez, pasó a manos de Castilla en 1264 bajo la Orden del Temple primero y bajo la Orden de Alcántara después, convirtiéndose en uno de los bastiones más potentes en la frontera entre España y Portugal. En el siglo XIV se realizan sucesivas reformas que lo convierten en una plaza de importancia estratégica, y durante el siglo XVI se acondicionan sus defensas para disponer artillería y armas pesadas. Perteneció al marquesado de San Juan de Piedras Albas y de Bélgida desde 1690 hasta el siglo XIX.

La estructura del castillo originariamente se componía de un triple recinto, presidido por una poderosa torre de homenaje, un gran patio de armas, aljibe, mazmorras, capilla y otras dependencias de las que se conservan distintos restos. En la actualidad alberga el Centro de Interpretación de las Fortalezas y se prepara para albergar un centro de convenciones, congresos y exposiciones con posibilidad de hospedaje.

En las faldas del castillo se extiende Alconchel, caserío blanco que guarda importantes edificios históricos como son la iglesia parroquial de los Remedios, del s. XVI en estilo gótico renacentista, su Plaza Mayor o "Terrero", donde se encuentra el Ayuntamiento de la localidad con farolas de gran vistosidad, y la antigua cárcel pública, del siglo XVII y que actualmente alberga el museo de Historia de Alconchel.

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