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El ganado caprino se ha explotado tradicionalmente para la producción de leche, carne, pieles y estiércol, teniendo, actualmente, una relevancia productiva muy discreta a escala mundial, comunitaria y nacional, comparado con la de otras especies ganaderas de rumiantes.
El reducido formato corporal de la cabra, su agilidad y habilidad para el pastoreo y su reconocida rusticidad determina que la especie caprina, explotada bajo modelos extensivos y semiextensivos de producción, sea más idónea que la ovina y la bovina para el aprovechamiento de áreas áridas y semiáridas caracterizadas por baja pluviosidad, escasas disponibilidades forrajeras, topografía accidentada, para la utilización de rastrojos y subproductos derivados de cultivos agrícolas, logrando productividades aceptables en medios ecológicos difíciles. No obstante, se practican sistemas intensivos aprovechando las características saludables de la leche de cabra y las organolépticas de sus productos elaborados.
El ganado caprino, en el contexto de la U.E. España es el segundo país en importancia censal y en producción de carne detrás de Grecia ocupando el tercer lugar en producción de leche después de Francia y Grecia.
La producción media anual de leche por cabra lechera productiva puede estimarse en 250- 260 litros, valor próximo al obtenido en Italia, y superior al de Grecia, pero aproximadamente la mitad del logrado en Francia.
La productividad numérica media (número de cabritos destetados por cabra productiva presente y año) de las explotaciones caprinas españolas se aproxima a la unidad, valor indicativo de la necesidad de mejorar las variables reproductivas y la tasa de supervivencia de los cabritos.
El consumo de queso total en España es de 7 kg por habitante y año, y el de cabra, aunque ha aumentado ostensiblemente en los últimos años, es todavía muy bajo (0,37 kg por habitante y año), pudiendo ampliarse en el futuro su segmento de mercado.
Pieles y cueros.
Estiércol.
Las razas caprinas autóctonas españolas se explotan bajo modelos extensivos, semiextensivos e intensivos de producción según aptitud productiva.
Esta especie presenta una capacidad lechera muy acentuada favorecida por la elevada capacidad de movilización de sus reservas adiposas.
La duración media de la lactación es de 240 días (8 meses), el máximo de lactación se obtiene entre la 5ª y 8ª semana.
El período más crítico y decisivo en el ciclo de producción de las cabras de cara a la alimentación es la última etapa de gestación (6 semanas anteriores al parto) y la fase inicial de lactación.
Es imprescindible el reconstituir totalmente las reservas corporales seis semanas antes del parto, y evitar su movilización hasta que se produzca éste.
Dada la gran magnitud de las movilización de reservas adiposas al inicio de la lactación, no conviene forzarla mediante una carencia alimenticia. Si esta movilización es muy intensa se traduce en un mal comienzo de la lactación, acortándose la fase ascendente y acusándose la fase descendente al convertirse la reposición de reservas en un proceso prioritario.
El cabrito lechal es la producción más típica de esta especie, éste pude producirse:
Las cabrillas de recría se crían con los cabritos lechales realizándose el destete entre las 5 y las 7-8 semanas de edad.
El Real Decreto 2129/2008, de 26 de diciembre, por el que se establece el Programa nacional de conservación, mejora y fomento de las razas ganaderas, muestra en su ANEXO I, el Catálogo oficial de Razas de Ganado de España.
En el caso de ganado caprino las razas se clasifican como:
Las características de cada una de estas razas se pueden consultar en la aplicación ARCA del MARM.
DAZA, A. (2004). Ganado caprino: producción, alimentación y sanidad. Madrid. Editorial Agrícola Española.