Este Camino Natural aprovecha el antiguo trazado de la vía férrea que unía El Puerto de Santa María con Sanlúcar de Barrameda, el llamado “Tren de la Costa”, construido fundamentalmente para el transporte del vino jerezano hacia puerto para su posterior exportación hacia Inglaterra por mar. Las poblaciones de partida y final del “Tren de la Costa” se corresponden con las desembocaduras de los ríos Guadalete (en el Puerto de Santa María) y Guadalquivir (en Sanlúcar de Barrameda) a los que hace referencia el nombre de este itinerario “entre ríos”.
A lo largo de los casi 9 km del camino en Chipiona desde el límite con Rota hasta el límite con Sanlúcar de Barrameda se atraviesa un paisaje eminentemente agrícola, con numerosos invernaderos hortícolas y de flor cortada de gran importancia en la economía local, así como otros cultivos menos intensificados. Este Camino Natural permite disfrutar también del ecosistema de los pinares costeros, que contribuyen a fijar las dunas móviles y a aumentar y mantener los recursos hídricos tan escasos en estos territorios.
Al punto de partida del Camino Natural se llega tomando un pequeño desvío a la altura del kilómetro 4 de la A-491, justo enfrente de la urbanización Costa Ballena, donde enlaza con el Camino Natural Vía Verde de Rota. Desde el inicio, el sendero discurre por un firme de gravilla perfectamente acondicionado para la circulación a pie o en bicicleta y delimitado con pivotes en todos sus cruces para impedir el paso de vehículos.
El primer tramo del Camino transita entre extensos cultivos herbáceos de regadío y pequeños viñedos, ofreciendo una imagen característica de uno de los paisajes agrícolas predominantes en la zona, donde no es difícil avistar especies como la abubilla (Upupa epops), el jilguero (Carduelis carduelis), la tarabilla común (Saxicola torquatus) o el cernícalo vulgar (Falco tinnunculus).
Tras un primer cruce con la carretera que va a la Venta del Montalbán, debidamente señalizado como el resto de las numerosas intersecciones que salen al paso del visitante, a la derecha en el sentido de la marcha aparece una línea de chumberas (Opuntia maxima) y cañaverales (Arundo donax) que evidencia el paso del Arroyo de los Majadales. El camino continúa de nuevo entre cultivos y una zona de matorral bajo con numerosos palmitos (Chamaerops humilis) y chumberas que destacan sobre el tapiz de hierbas silvestres, cuya floración en primavera proporciona un bonito colorido al paisaje.
Bajo la sombra que proporcionan los árboles que aparecen flanqueando el camino, se deja a un lado el vivero municipal, donde se encuentra la Escuela Taller El Pinar.
Poco a poco aparecen dispersos bonitos ejemplares de pino piñonero (Pinus pinea) como prolegómeno del más que reseñable Pinar de Peritanda, que unos metros más adelante el viajero puede contemplar en toda su plenitud. Al llegar al cruce con la Colada de Chapitel, en el puente sobre el Arroyo del Barrancón, merece la pena desviarse unos metros del recorrido para disfrutar de este bonito paraje, en el que una masa arbolada de pino piñonero, prácticamente monoespecífica, es acompañada de un rico sotobosque con multitud de especies típicas del monte mediterráneo, como acebuche (Olea europaea var. sylvestris), coscoja (Quercus coccifera), mirto (Myrtus communis), palmito, lentisco (Pistacia lentiscus), romero (Rosmarinus officinalis), cantueso (Lavandula stoechas) o retama blanca (Retama monosperma), además de contar con un estrato herbáceo con multitud de especies anuales como el gamón (Asphodelus sp.), cuya floración llena de color este rico ecosistema.
Este entorno acoge también una variada fauna, con presencia entre otros de conejo (Oryctolagus cuniculus), y lirón careto (Eliomys quercinus), además de una numerosa avifauna con especies como la curruca capirotada (Sylvia atricapilla), la cabecinegra (Sylvia melanocephala), el pinzón vulgar (Fringilla coelebs), el verderón común (Carduelis chloris), el petirrojo (Erithacus rubecula), el milano negro (Milvus migrans) o el autillo (Otus scops).
Varios reptiles encuentran aquí un espacio óptimo para desarrollarse, como el lagarto ocelado (Timon lepidus) y la culebra de escalera (Rhinechis scalaris), además del autóctono camaleón común (Chamaeleo Chamaeleon), especie catalogada de Interés Especial, cuyas características se explican con detalle en el Centro de Interpretación de la Naturaleza y el litoral “El Camaleón”, ubicado en la zona litoral del Plan Parcial de La Laguna de Chipiona.
En este pinar se encuentra la Ermita de la Virgen de Regla, en torno a la cual se festeja el primer domingo de junio la popular Romería del Pinar, que data de 1948, en la que una carreta tirada por bueyes acompañada de carrozas, caballistas y romeros, devuelve la imagen de la Virgen de Regla del Pinar desde el Santuario de Chipiona, donde ha sido trasladada en peregrinación tres días antes. Numerosos bancos y zonas de recreo invitan a descansar en este bonito rincón antes de continuar nuestra ruta por el Camino Natural, que se adentra ahora en una zona bastante antropizada, con numerosas viviendas flanqueando el camino.
Tras un nuevo cruce, el paisaje vuelve a cambiar apareciendo, a ambos lados del camino, numerosos cultivos intensivos e invernaderos; en poco más de 1 kilómetro, tras cruzar la Colada de Puerto Romero y después de una larga recta, los hitos kilométricos de la antigua vía férrea que se han mantenido junto al camino trasladan al visitante por un momento a los tiempos en los que por este mismo trazado circulaban numerosos trenes cargados de vino jerezano, dulce sangre de esta tierra que tanta riqueza ha generado, cuyo destino principal era la exportación hacia tierras inglesas. No en vano, Chipiona cuenta con el Museo del Moscatel que permite al visitante conocer la historia y la cultura milenaria de estos caldos, además de celebrar las Fiestas del Moscatel a finales de julio y primeros de agosto.
Enfilando una larga recta entre campos de cultivos, interrumpida tan solo por otro cruce señalizado, se alcanza la avenida de la Estación donde existe un panel explicativo de Chipiona y de las obras de acondicionamiento realizadas para esta Camino Natural. Sobrepasada la carretera, el recorrido se adentra por el casco urbano de Chipiona y, sorteada una rotonda por un paso de peatones, en el kilómetro 14 el camino alcanza la vieja Estación de Chipiona, uno de los últimos vestigios de la antigua vía férrea, y que resiste al paso del tiempo convertida en vivienda particular.
Tras recorrer unos 300 metros, el viajero se encuentra con la avenida de Granada, debiendo desviarse para cruzarla con precaución por el paso de peatones situado unos metros a la derecha; en esta rotonda, se puede contemplar una reproducción de la imagen de la virgen Nuestra Señora de Regla, patrona de los hombres de la mar, a la que se tiene una gran veneración en el municipio.
Una vez cruzada la carretera, el recorrido continúa por la plataforma ferroviaria entre invernaderos, viviendas particulares y pequeñas huertas hasta que en unos 400 metros se alcanza un pequeño tramo de carril bici que se solapa con el Camino Natural, para cruzar por otro paso de peatones la calle que viene desde el puerto y que desemboca en el camino de Granadillos. Desde aquí es posible divisar la Costa de la Grajuela y al fondo la Punta del Guapo y el puerto deportivo, junto al cual se encuentra uno de los famosos y tradicionales Corrales de Pesca; cerramientos artificiales realizados con piedra ostionera sobre la zona rocosa intermareal, que funcionan como gigantescas trampas para la pesca aprovechando la acción de las mareas.
Dejando a la derecha el camino de Granadillos, el viajero debe seguir recto por el camino delimitado ahora por una barandilla de madera. Tras recorrer unos 250 metros, a la altura de la puerta de entrada de la finca San José y en la intersección con el camino que va al paraje del Ventisquero, comienza un pequeño tramo asfaltado de unos 50 metros en el que hay que extremar la precaución al compartirse con vehículos motorizados. Una vez superado este punto, el itinerario prosigue entre huertas, viñedos, algún frutal, cultivos herbáceos de regadío (patatas, zanahorias, cebollas…), invernaderos de hortícolas y alguno de flor cortada, principalmente de clavel, sector que tuvo una gran importancia en la economía local, siendo Chipiona uno de los principales exportadores hacia centro Europa. Actualmente se mantienen en uso sólo parte de los invernaderos que funcionaban en los años de máxima actividad, siendo ya prácticamente inexistente la exportación, aunque continúe siendo el mayor productor nacional de flor cultivada.
Inmediatamente antes del siguiente cruce, a 1,2 kilómetros del final del trayecto, coincide con el final de los tramos delimitados con barandilla. En estos últimos kilómetros, el camino transcurre entre viviendas particulares, eriales y algún invernadero abandonado hasta desembocar en el camino de la Reyerta, marcado con el pK 18, punto final de este tramo del Camino Natural de Entre Ríos.
Situado en la punta del Perro, se erige dominante el faro de Chipiona, que con sus 69 metros de altura, es considerado el faro más alto de España y el tercero de Europa. Fue construido por el ingeniero de caminos Jaime Font Escolá entre 1863 y 1867, utilizando piedra ostionera de Chipiona y Rota, losas de Tarifa y otros materiales procedentes de la Sierra Carbonera (al norte del Peñón de Gibraltar).
Su esbelta torre, inspirada en las columnas conmemorativas romanas, cuenta con 322 escalones en su interior, y desde su cúspide, la actual lámpara halógena que sustituye a la original de aceite de oliva, emite un haz de luz que alcanza 25 millas náuticas.
Desde 1963 el Faro de Chipiona tiene la condición de ser faro aeromarítimo, sirviendo de ayuda a embarcaciones y aviones, gracias a los destellos horizontales y verticales que son emitidos con una frecuencia de 10 segundos.
Para conocer la historia de este ferrocarril que enlazaba las poblaciones de El Puerto de Santa María, Rota, Chipiona y Sanlúcar de Barrameda hay que remontarse a 1876, año en el que comienzan las obras de lo que se conocerá como el "Tren de la Costa" o el "Tren de Rota". Unas obras que se alargaron en el tiempo hasta 16 años, y que no se concluyen hasta el año 1898.
La empresa Compañía Belga de Ferrocarriles Vecinales de Andalucía, concesionaria de la licencia de obra y explotación de la línea, pone en marcha un primer tramo de 28,8 km entre El Puerto de Santa María y Chipiona el 17 de noviembre de 1892. El tren estaba compuesto por la máquina y tres vagones (dos para viajeros y otro para mercancías), con alumbrado de aceite y alcanzaba una velocidad media de unos 20 km/h. Años después, el 19 de junio de 1898, la misma compañía abre el segundo tramo de 8 km, entre Chipiona y Sanlúcar de Barrameda.
Posteriormente, será la Compañía de Ferrocarriles Andaluces la que se haga con el servicio entre El Puerto-Sanlúcar-Bonanza hasta el año 1936 cuando la compañía es expropiada por el Estado debido a su déficit económico. Después de la Guerra Civil y con la creación de RENFE, el servicio del tren de la Costa pasa a ser gestionada por esta compañía hasta el año 1984. La escasa rentabilidad de la línea, sus problemas de personal y la cada vez menor utilización de este tren por los viajeros, fueron motivos determinantes para que el 31 de diciembre de 1984 partiera el último tren desde El Puerto de Santa María con destino a Sanlúcar.