Ruta alternativa hasta Haro, esta variante del GR 99 sale de Miranda y tras cruzar el río Zadorra se dirige a Zambrana por la vieja Ruta jacobea, de la que se pueden contemplar distintos vestigios durante todo el recorrido. Se remonta más adelante el barranco de Valgorda en dirección a Salinillas de Buradón, desde donde se asciende al collado de San Cristóbal, enclavado en plena sierra de Toloño, catalogada como Espacio Relevante del País Vasco. El descenso al valle se realiza por una pista de gran pendiente que lleva hasta las primeras viñas, con vistas a Briñas y las Conchas de Haro. En el puente medieval de esta localidad se conecta con la etapa 13.
A lo largo del paseo fluvial de Miranda (bella travesía por la margen izquierda del Ebro, sita a 460 m) se accede a la zona polideportiva, junto al estadio de fútbol. A partir de aquí el recorrido discurre por una zona recientemente urbanizada y paralela al río Bayas, en busca del puente sobre este cauce (en la carretera BU-740), que gira a la derecha y lleva fuera de la ciudad.
Tras cruzar el río Zadorra (4,8 km; 1 h) el sendero discurre paralelo a la carretera que accede a la N-124 y la abandona tras unos metros para seguir en dirección sur por pista, a la AP-68, hasta una rotonda que obliga a cruzar un puente sobre la autopista y de frente se dirige a Zambrana (8,1 km; 1 h 40 min), por una vieja ruta jacobea que bajaba de La Puebla, como lo atestiguan dos cruceros: uno, gótico, al Norte; y otro al Este. Destacan también su iglesia parroquial de Santa Lucía (siglos XVII y XVIII) y su arquitectura popular, con casonas de piedra y blasones en sus fachadas.
La salida de Zambrana se realiza por su lado este a lo largo de una pista, entre campos de cultivo, que accede a la carretera N-124, pasando antes por la arruinada venta del Río (vestigio del paso de la ruta jacobea). Ya en la carretera es necesario caminar unos dos kilómetros por su arcén izquierdo.
Tras cruzar el cauce del río Inglares, se discurre por el recorrido del Camino de Santiago (se pueden observar sus mojones), hasta pasar una estación de servicio. El sendero se dirige entonces a la izquierda remontando por una pista de tierra, en dirección a Salinillas de Buradón, cuyo caserío se divisa sobre un promontorio.
El camino realiza una amplia lazada y accede a un área recreativa junto a la muralla. Salinillas (14,5 km; 3 h 10 min) cuenta con un bello casco urbano rodeado de una muralla defensiva, en la que se refugia una destacada arquitectura de piedra y su iglesia de la Inmaculada Concepción, del siglo XV. Fuera de la población se pueden visitar sus salinas, explotadas entre el siglo XII y comienzos del XX.
Desde el panel informativo, el GR 99 continúa por la calle que arranca al sureste y deja el cementerio a la derecha, antes de iniciar una fuerte subida.
Tras obviar un desvío a la derecha y otro a la izquierda, prosigue la ascensión entre carrascas, bojes y pinos hasta el collado de San Cristóbal, entallado en una roca, donde se levanta una caseta de toma de agua (700 m) en plena sierra de Toloño, catalogada como Espacio Relevante del País Vasco.
El descenso al valle se realiza a lo largo de una pista de gran pendiente que lleva hasta los primeros viñedos, con vistas a Briñas y las Conchas de Haro. El recorrido (coincidente con el Camino de Santiago que viene de Irún y se dirige a San Millán), baja hasta El Crucero, picota que actúa de frontera entre Álava y La Rioja (19,2 km; 4 h 30 min) y de allí, por un tramo de pista, a la N-124.
A Briñas se accede por la carretera LR-124. La localidad ofrece su iglesia parroquial barroca de la Asunción; enormes casonas de piedra; y bellas vistas hacia el Ebro, la sierra de Toloño y los vastos cultivos de viñedo. La llegada al puente de Briñas (445 m) se lleva a cabo desde la zona sur de la localidad, en dirección suroeste, paralela al río Ebro y el amplio meandro que forma. Esta histórica obra (a 800 m de la localidad) ejerce de conexión con la etapa 13 (22,4 km; 5 h 10 min).
La localidad se ubica junto a uno de los pasos entre la Meseta y las tierras de Álava, una situación estratégica que aprovechó, en 1264, el futuro Sancho IV de León y Castilla, quien fundó la villa actual, otorgándole carta puebla y construyendo su muralla. En esa misma fecha se menciona la venta de sal, aunque las salinas que le dan nombre ya se explotaban desde tiempo de Alfonso VIII (siglo XII). Su importancia fue decayendo con el tiempo y su abandono definitivo data de comienzos del siglo XX. En la segunda mitad del XX, Salinillas de Buradón se integró en Labastida. Los restos del recinto amurallado, el palacio de los Condes de Oñate, del siglo XVI, la iglesia de la Inmaculada, de los siglos XVI y XVII, y casas tradicionales con estructura de madera, ladrillo o adobe son sus mayores atractivos.
Con un origen datado en el último tercio del siglo XIII, aunque hay quien habla del XII, las investigaciones enmarcan su construcción dentro de la política poblacional llevada a cabo por diferentes monarcas castellano-leoneses desde finales del siglo XI, tanto para fijar la población existente como para atraer a nuevos colonos mediante la concesión de fueros y cartas pueblas. Para ello, el mantenimiento y modernización de las redes viales, en las que se incluían estos puentes, era fundamental. Algunos estudiosos opinan que se pudieron reutilizar materiales de un puente desaparecido que unía Dondón con Briñas; otros creen que el material salió de una “calera” (cantera) que se nombra en un documento de 1320, situada a 1,5 km del puente, y que la obra dependió enteramente del Concejo de Haro, pues beneficiaba a vecinos que tenían tierras o las trabajaban en la otra orilla del río. En época de los Reyes Católicos, también sería importante el cobro de peaje. Las reformas y reparaciones (muchas motivadas por las fuertes riadas) realizadas entre los siglos XV y XIX configuran la actual construcción.
La importancia de este puente se explica por ser uno de los pocos que atraviesan el Ebro a su paso por esta provincia, incorporado además al Camino de Santiago y a otras vías entre La Rioja, Álava y Burgos anteriores al Medievo. A ello se une su interés paisajístico, en un amplio vado, a las afueras de Haro. Su figura se divisa desde la N-124, ofreciendo una de las panorámicas más características de estas tierras.