El Camino Natural del Camí de l'Aigua comienza junto al río del Convent, en la zona recreativa de la Fuente de la Mena, a donde se puede acceder por la N-260, donde hay un panel interpretativo que describe el itinerario. Desde allí, cerca de las ruinas del monasterio de Lavaix, la ruta sigue hacia el Pont de Suert. El Camino asciende junto a un vallado de madera hasta superar el kilómetro 2 de su recorrido, desde donde se disfruta de una vista panorámica sobre el Pont de Suert. El siguiente tramo de bajada concluye en unas escaleras, que acercan la ruta a una chopera y posteriormente a la carretera, donde se encuentra otro cartel interpretativo del Camino.
Tras dejar atrás el centro de fauna del Pont de Suert, la ruta sigue hacia el casco urbano del Pont de Suert, cruzando la carretera N-230 y el curso del río Noguera Ribagorzana, pasando cerca de la Escuela Catalana de Deportes de Montaña, para alcanzar en el kilómetro 4, un tramo entre fresnos (Fraxinus sp.), chopos (Populus sp.) y sauces, frecuentemente transitado por los lugareños, donde un nuevo panel interpretativo explica al viajero las curiosidades más notables de este tramo.
El Camino Natural, una vez pasado el núcleo del Pont de Suert, abandona el río Noguera Ribagorzana tras cruzarlo de nuevo y remonta cerca del río Noguera de Tor, cruzando de nuevo la carretera N-230, hasta llegar a la ermita del Remei, desde donde continúa viaje en dirección a los núcleos de Llesp y Barruera.
La ruta desciende nuevamente atravesando el bosque junto a un vallado de madera, hacia un meandro formado por el río y, tras superar dos collados, se dirige entre avellanos (Corylus avellana) hacia el embalse de Llesp. Construido en 1951 para abastecer de agua a la central hidroeléctrica de Pont de Suert, este embalse es actualmente un humedal de gran valor ecológico por la gran biodiversidad que acoge, parte de la cual puede descubrirse cómodamente gracias a los observatorios de aves ubicados en sus orillas.
Continuando por una senda que permite el tránsito de vehículos motorizados hasta un puente que conduce al cercano núcleo de Llesp, el Camino sigue paralelo al río entre pastos hasta que, tras pasar un puente de madera, asciende hasta el kilómetro 11.
Al acercarse al límite de un bosque de pinos silvestres (Pinus sylvestris), la ruta desemboca en una carretera, justo en el kilómetro 12, desde donde se sigue por un camino asfaltado entre cultivos, obviando los desvíos no señalizados, en dirección a Barruera, avanzando entre caseríos (enclave llamado el Pont de Saraís) hasta pasar bajo la carretera y superar el cauce de un torrente, generalmente seco, por un paso de madera.
Al llegar al kilómetro 13 del recorrido, ubicado entre un vallado de madera y otro de piedra, el paisaje se ha transformado en un bosque de avellanos, bojs (Buxus sp.) y altos chopos, a veces salpicado por fresnos, tras el que se llega a una pasarela peatonal sobre el Noguera del Tor.
La ruta continúa hasta una pequeña área de descanso junto al saucedal de Barruera, donde un nuevo panel interpretativo del Camí de l'Aigua, explica la importancia que tiene este raro humedal para las aves migratorias.
Este espacio natural que forma parte de la Red Natura 2000 acoge una rica biodiversidad típica de las zonas húmedas de montaña. Las especies propias de estos bosques de ribera de poca altura son la sarga (Salix eleagnos), y el sargatillo (Salix purpurea), que son los sauces que dan nombre a este lugar y que se pueden observar desviándose del camino por unas escaleras hacia el mirador del Salencar.
El recorrido por el valle discurre entre la margen izquierda del Noguera del Tor y la carretera. Después se incorpora al camino asfaltado que da acceso a la población de Barruera. En este paseo ajardinado hay fuentes donde abastecerse de agua cada pocos metros. Tras atravesar las afueras de la población se pasa por el campo de fútbol y la zona de recreo, dejando el casco urbano donde destaca la iglesia de sant Feliu, perteneciente al conjunto románico del Vall de Boí.
Una nueva señal vertical del Camino Natural anuncia al viajero que la senda continúa por un puente colgante para salvar el río, y sigue por su orilla alejándose del municipio hasta llegar a una central hidroeléctrica. A partir de aquí discurre entre prados, fresnos, chopos y avellanos estrechándose hasta convertirse en una senda delimitada por pequeños muros de piedra, que asciende hacia Boí en el kilómetro 20 del recorrido.
El Camino Natural supera un desnivel de 200 m, dejando atrás el valle para adentrarse en un robledal con bojs, hasta llegar a un mirador desde donde se divisa una bella panorámica del valle y las poblaciones de Barruera, Erill la Vall y Boí, así como del imponente pico de L’Aüt.
El último tramo hasta llegar a Boí atraviesa un paisaje rural de prados delimitados por los tradicionales muros de piedra de esta zona, dejando atrás un cruce desde donde se puede ir hacia Durro siguiendo el itinerario de gran recorrido, GR-11-20.
Tras abastecerse de agua en la fuente de la Plaza del Riu, en el kilómetro 21 de la ruta, se cruza el puente y el casco antiguo de la población. En este recorrido, el Camino Natural pasa ante la casa del Parque Nacional de Aigüestortes y la Font de Quelet, para llegar a la iglesia de sant Joan, desde donde sigue atravesando la carretera donde un nuevo panel informativo describe las singularidades más destacadas de esta localidad.
La ruta continúa desde Boí por el Camino de Sant Perejunto a la pequeña cruz dedicada al santo patrón de esta localidad, para continuar viaje hasta la carretera L-500. Una vez en el asfalto, se desciende al puente sobre el río Noguera de Tor, junto a un hostal donde unas nuevas indicaciones del Camino Natural dirigen al viajero entre pequeños prados vecinales, escoltado a su derecha por el río hacia Caldes de Boí.
Posteriormente, comienza a subir ligeramente y, justo en el kilómetro 25, cruza un riachuelo. La escasa cobertura de la vegetación de este tramo, permite ir disfrutando de una panorámica incomparable hasta alcanzar un punto en el que, al otro lado del valle, se ve la central hidroeléctrica que aprovecha la potencia de estas aguas de montaña.
El último tramo del Camí de l’Aigua va ganando altura, mientras atraviesa un bosque de pinos silvestres con un denso sotobosque de boj que se va cerrando sobre la senda, aunque en algunos claros deja ver majestuosos picos. Las precisas indicaciones permiten al viajero dejar bifurcaciones a ambos lados, mientras la ruta continúa pasando por puentes y escaleras de madera.
La senda, cada vez más umbría, se encuentra cimentada en ocasiones con listones de madera y rocas para salvar los numerosos riachuelos que la cruzan. Ya muy cerca del final del Camino, se puede ver al otro lado del río una planta embotelladora de agua, mientras el trayecto continúa entre hayas (Fagus sylvatica), abetos, serbales (Sorbus sp.) y bojs, hasta llegar a la altura del kilómetro 27 a un área de descanso cercana a las fuentes del balneario de Caldes de Boí, donde un último panel informativo señala el fin del viaje.
Desde este punto puede atravesarse el balneario por un sendero de pizarras y alcanzar la carretera L-500 que, pasando por Barruera regresa hacia el Pont de Suert.
El Camino Natural del Camí de l’Aigua discurre por la zona de influencia del Parque Nacional de Aigüestortes I Estany de Sant Maurici. Este espacio protegido desde 1955, conserva la mejor muestra de los ecosistemas de alta montaña pirenaica, en un entorno moldeado por la acción de los glaciares del Cuaternario, que erosionaron el paisaje creando valles en forma de “U”, dejando entre sus cumbres más de 200 lagos de aguas cristalinas y favoreciendo en sus valles la existencia de frondosos bosques caducifolios y de coníferas.
Esta franja pirenaica incluye cuatro cimas que superan los 3.000 m de altura, bajo las que es posible encontrar una rica biodiversidad que supera las 1.500 especies vegetales, y más de 150 de aves, algunas tan amenazadas como el quebrantahuesos (Gypaetus barbatus).
La forma ideal de descubrir las muchas maravillas naturales del parque es adentrarse en él por las numerosas sendas bien señalizadas que lo cruzan.
El conjunto románico del Valle de Boí, declarado Patrimonio Mundial de la Humanidad por la UNESCO en el año 2000, está compuesto por las iglesias de sant Climent y la de santa María en Taüll, sant Joan de Boí, santa Eulàlia d’Erill la Vall, sant Feliu de Barruera, la Nativitat de Durro, santa Maria de Cardet y santa Maria de Coll, a las que se suma la ermita de sant Quirc en Durro.
Construidas todas ellas durante los siglos XI y XII en estilo románico lombardo, influido por el arte románico del norte de Italia, muestran un cuidado trabajo de la piedra y de los elementos decorativos, aunque lo más destacable de su arquitectura son los campanarios con las esbeltas torres de planta cuadrada, que se empleaban para comunicarse y como torres de vigilancia del territorio.
Las cuidadas pinturas murales de sus interiores servían para transmitir a aquella sociedad medieval, los valores espirituales de la fe católica. La más destacable de todas por su carga simbólica, que resume el arte románico catalán, son los frescos de sant Climent de Taüll, cuyo Pantocrator original se conserva actualmente en el Museo Nacional de Arte de Cataluña.