Tras abandonar Mesas de Ibor el camino se adentra por colinas que conducen a través de sus pequeños valles al embalse de Valdecañas. Acompañando al río Tajo por sus meandros, la ruta discurre por la dehesa extremeña para llegar finalmente a la localidad de Higuera de Albalat.
Esta etapa comienza dejando atrás Mesas de Ibor por los caminos agrícolas que dan acceso a las fincas de cultivo particulares, entre antiguos muros de piedra. Un poco más adelante se abandonan estos caminos de tierra para continuar por la carretera local que llevará al caminante hasta el embalse de Valdecañas. El recorrido en paralelo a la vía asfaltada tiene una longitud aproximada de 6,5 km hasta llegar a la zona de la presa y las demás infraestructuras hidráulicas que controlan el salto del agua, pudiéndose disfrutar desde el camino natural de una excelente vista panorámica de todo el embalse.
Pasado el embalse, y sin abandonar la proximidad de la carretera local a la que se le incorpora otra vía asfaltada proveniente de la presa, la etapa comienza un ligero descenso hasta vislumbrar un puente de piedra por el que transcurre; es el llamado puente de Gorrilla. En este punto, el caminante abandona la Zona de Especial Protección para Aves (ZEPA) del Embalse de Valdecañas por la que venía transitando prácticamente desde el inicio de la etapa.
Pocos metros más adelante, la ruta realiza un giro brusco para tomar una pista hormigonada de elevada pendiente que conduce hasta el pueblo de Valdecañas, que se alcanza tras un recorrido aproximado de 1,5 km. Desde este municipio el camino se interrumpe temporalmente hasta la localidad de Higuera de Albalat, meta final de la etapa.
En el municipio de la Higuera, el viajero puede disfrutar de una gran cantidad de rutas de senderismo de entre las que destaca la visita a la mina La Norteña.
El patrimonio artístico cultural de la población y sus alrededores es también interesante, comenzando con la iglesia de San Sebastián, cuyo imponente campanario se vislumbra desde el centro de la localidad, prácticamente desde el inicio de la etapa.
Fue levantada entre los siglos XVI y XVII, pero sufrió algunas reformas en el siglo XVIII. Esta construida a base de mampostería y ladrillo, empleando sillares de granito en los vanos de las ventanas, puertas y molduras del campanario.
El interior presenta una nave única, dividida en cuatro tramos separados por arcos de medio punto, apoyados en pilares adosados y con ábside poligonal. La cubierta de la nave es de techumbre a dos aguas restaurada recientemente y la cabecera está cubierta por una bóveda que delata una fábrica primitiva del siglo XVI.
En la cabecera se encuentra el altar mayor, en cuyo centro se está situado el retablo clásico de principios del siglo XVII. En el costado de la Epístola se encuentra otro retablo, también clasicista. Presenta en su exterior una notable torre-campanario, de dos cuerpos.
A unos 9 km al sur de Valdecañas del Tajo, tomando primero la carretera CC-19.4 y luego el desvío a la CC-19.5, se llega al pueblo de Campillo de Deleitosa.
Aquí encontramos un acueducto de más de cinco kilómetros, en las laderas del río de Descuernacabras, cuya construcción fue promovida por D. Eusebio González Martín, empresario con varias condecoraciones y distinciones por el cariz siempre de desarrollo económico y social de sus proyectos.
Se trata de una antigua conducción de agua que alimentaba a una herrería y a tres mini-centrales eléctricas, que proporcionaban energía en el pasado siglo a la zona, dándole una vida de la que ahora se resiente.
Lo excepcional del acueducto, a parte de la espectacularidad de su ingeniería hidráulica, es que puede recorrerse casi en su totalidad por dentro del vaso del canal, y que salva en algunos puntos casi 10 metros de altura. Está construido con material cuarcítico y pizarroso de la zona, e impermeabilizado con fuerte mortero. Al final de la ruta se encuentra una pequeña represa con una lorera (Prunus lusitanica) bien conservada. Desde este punto se puede acceder a una cueva de maquis que encontraron refugio en estos lugares, se llama de Juan Caldilla.
Situado a unos diez kilómetros de la localidad de Higuera, este puente se construyó bajo el reinado de Carlos I (s. XVI) con 127 m de longitud y una altura de 38 m. Está formado por dos arcos, uno de medio punto y otro de ojiva.
Conserva todavía el emblema del águila imperial bicéfala de los Habsburgo. El puente sirvió de paso para los ganados de La Mesta durante siglos y vivió en el trascurso de la Guerra de Independencia sus peores momentos (fue destruido en 1809), y no fue restaurado hasta 1845.
Sobre el monte de Castil Oreja, en uno de los meandros del arroyo de la Garganta Grande, cerca de la mina La Norteña y muy próximo a Higuera, se encuentran las ruinas de este castillo. De los restos actuales se aprecian las cimentaciones de un torreón o fortín de planta cuadrada, construido a base de aparejo irregular de pizarra, al igual que los restos de una pequeña población amparada entre los riscos, que por los fragmentos cerámicos debe corresponder a un asentamiento musulmán del siglo XI.