La etapa diez discurre, casi en su totalidad, por una amplia pista forestal. Las vistas sobre el río son la constante durante este tramo del camino natural. Entre los meandros del río y la cola del embalse de Entrepeñas avanza el sendero decorado por encinas y quejigos.
La etapa comienza junto al puente de piedra de Trillo, compartiendo trazado por la carretera con el Sendero Local de los Meandros del Tajo. Al llegar a un complejo deportivo, el camino gira a la izquierda y asciende ligeramente dejando a su derecha unas pistas de pádel y unas piscinas.
Por la carretera y tras 500 m, el sendero se topa con la presa de la ermita, de la que toma agua la central nuclear de Trillo. Justo al lado del azud del río, aparece un camino carretero: es el camino del Vivero, por el que continúa el recorrido.
El trazado se introduce en un joven pinar y bajo su sombra prosigue durante varios kilómetros. El camino deja a su derecha las aguas del Tajo, ciñéndose perfectamente al discurrir del río; acercándose y alejándose del cauce en cada curva. En estos tramos, desde prácticamente el inicio de la etapa, el caminante está transitando por el Lugar de Interés Comunitario (LIC), Zona Especial de Conservación (ZEC) y la Zona de Especial Protección para las Aves (ZEPA) Alto Tajo.
Aquí el río se ensancha poco a poco, y cuando el nivel del agua desciende, los márgenes quedan al descubierto, dando la posibilidad a muchas aves de encontrar alimento fácilmente. Los restos orgánicos y algas son aprovechados por grandes poblaciones de peces como las carpas (Cyprinus carpio) y los barbos (Barbus bocagei). Muchos invertebrados de agua dulce atraen a aves acuáticas. Algunas de ellas se quedan de forma permanente y otras sólo paran temporalmente a tomar alimento en sus migraciones.
Somormujos lavancos (Podiceps cristatus), cormoranes grandes (Phalacrocorax carbo) y garzas reales (Ardea cinerea) comen lo que pescan; los milanos reales (Milvus milvus) y negros (Milvus migrans) aprovechan los peces muertos o moribundos; y diversos patos se alimentan de plantas e invertebrados. En las orillas aparecen las conocidas como aves limícolas, cuyo nombre indica que encuentran su alimento en el barro y el limo de las orillas. Otras especies de aves como los zarapitos (Numenius arquata), los archibebes comunes (Tringa totanus), los andarríos chicos (Actitis hypoleucos) y las avocetas (Recurvirostra avosetta) también son fáciles de encontrar en estas orillas del Tajo.
El sendero llega a un cruce donde un panel interpretativo muestra las especies que habitan en los cortados. Aquí se debe proseguir por el camino que transita por las inmediaciones del río hasta que, un poco más adelante, el sendero asciende y se separa del río. Desde este punto restan doce kilómetros para el final de la etapa. Tras unas curvas sin ver el río, éste aparece convertido en un gigantesco meandro: son las estribaciones del embalse de Entrepeñas.
El camino desciende hasta la carretera CM-2053, donde gira a la izquierda y posteriormente a la derecha, tomando la carretera de Cereceda. En un par de curvas la señalización indica que el sendero deja el asfalto para ascender por una vereda rodeada de olivos en el paraje de La Morucha. En este tramo la pendiente es más fuerte, pero se supera con facilidad. En apenas tres kilómetros el sendero llega a la localidad de Mantiel, donde finaliza la etapa. Esta etapa es muy transitada por los vecinos de Trillo.
Es uno de los lugares más emblemáticos de Trillo, en la confluencia de los ríos Tajo y Cifuentes. De origen romano, el puente actual es de mediados del siglo XVI, aunque fue volado por los franceses en 1810, y reconstruido en 1826. Por su posición estratégica, entre las dos mesetas, se intentó volar de nuevo durante la Guerra Civil, y aún se pueden ver los huecos en los laterales donde iban a ir localizados los explivos.
El Monumento Natural de las Tetas de Viana se encuentran entre Trillo y Viana de Mondéjar, aunque sirve de referencia a toda la comarca. Se trata de dos muelas de tierra caliza sobre un fondo arcilloso común, erosionadas por ramblas que surgen en torno a los ríos.
Este tipo de formación montañosa de cerros testigo puede encontrarse en muchos lugares, pero lo que hace peculiares las Tetas de Viana es que sean dos, con similares dimensiones y que se alineen de forma gemela.
Es quizá el edificio más antiguo de Trillo. Aunque se menciona por primera vez en la época de Fernando IV de Castilla y de León, a finales del siglo XIII, es posible que date del siglo XII. La relación de Trillo con la producción energética y la construcción de la central nuclear en 1987 (la más moderna de España) ha permitido que la localidad se recupere de los avatares del pasado y se afiance como un referente de La Alcarria. La Casa de los Moinos es actualmente es la sede del museo de la Energía (Prometeion); que toma su nombre del héroe griego Prometeo. El museo ofrece una experiencia interactiva y multimedia en la que se repasa la historia del dominio del hombre sobre la energía y cómo ha influido en nuestras vidas.
Si hay algún animal que vive perfectamente adaptado a este hábitat, los pastizales y escobonales, ese es el conejo (Oryctolagus cuniculus). Escondido entre las escobas (Cytisus sp.) sale a terreno abierto para alimentarse de las plantas herbáceas, momento que es aprovechado por águilas reales (Aquila chrysaetos) y perdiceras (Hieraaetus fasciatus), que sobrevuelan estas llanuras abiertas oteando el horizonte, para lanzarse en picado en busca de su ración diaria de alimento.
Otros animales que viven perfectamente adaptados a este medio, siempre y cuando tengan un sitio donde abrevar, son las vacas. La raza más extendida en la comarca es la morucha, pero también es frecuente encontrar la raza sayaguesa, originaria de la comarca de Sayago, en Zamora. Esta última fue empleada como animal de trabajo por su rusticidad y capacidad de adaptación a condiciones cambiantes, pero con la mecanización de las labores del campo entró en declive, lo que obligó a su reorientación para consumo de carne, siendo actualmente muy apreciada.