La quinta etapa del Camino Natural del Guadiana discurre por la llanura manchega siguiendo el río Cigüela, a través de un paisaje marcado por la presencia humana y las tierras de labor: cultivos de trigo, cebada, viñedo, olivar y huertas.
Tras atravesar el casco urbano de Villarta de San Juan, el camino parte en dirección al norte hasta llegar al Puente Viejo, de origen romano, que cruza sobre el río Cigüela. Junto al puente existe una zona verde de esparcimiento denominada “paraje Los Tarays" que coincide con La Ruta de Don Quijote y cuenta con paneles informativos, bancos, una pequeña laguna donde se practica la pesca. Varios árboles, como chopos (Populus sp.) y sauces llorones (Salix babylonica), ofrecen sombra al caminante donde además podrán disfrutar de una fuente para refrescarse. En este lugar se celebra la romería del 1 de Mayo de Villarta.
Pasado el puente se llega a una rotonda sobre la antigua carretera de Andalucía, N-IV, que debe cruzarse con cuidado ya que se trata de la vía principal de acceso a la población de Villarta. Siguiendo las indicaciones del camino, se toma el sendero de tierra que lleva a Villarrubia de los Ojos, a lo largo de 17 km.
La etapa se aleja del río Cigüela para adentrarse entre cultivos hasta llegar a un cruce donde hay que girar a la izquierda y continuar durante un tramo hasta alcanzar la casa de la Caterilla, donde el camino se encuentra flanqueado por cipreses (Cupressus sempervirens). El recorrido prosigue por una gran recta que llega hasta una finca vallada donde la ruta, flanqueado por dos balizas blancas, gira a la izquierda para acercarse al río Cigüela.
En este tramo, la etapa continúa por suelo muy arenoso, en paralelo al río, hasta llegar a un canal de riego nuevo que se acompaña hacia la derecha durante unos 350 m. Superado este espacio, se alcanza un camino asfaltado donde se debe girar a la izquierda. Tras recorrer 500 m se llega a una rotonda que cruza la N-420.
En este cruce, el caminante debe extremar la precaución, porque se ha de tomar la segunda salida de la glorieta, en dirección a Villarrubia de los Ojos, discurriendo durante 300 metros por carretera asfaltada (CM-4126).
Tras pasar una nave azul se vuelve al camino de tierra que sale a la izquierda, entre viñedos y girasoles, hasta encontrar otro cruce (aproximadamente a la altura del punto kilométrico 118), donde se continuará recto durante 3,5 km, en los cuales se podrán observar perdices (Alectoris rufa) y avutardas (Otis tarda) entre los cultivos, los viñedos y la huerta. En este tramo se divisa en el horizonte la Sierra de Herencia, perteneciente a las estribaciones de los Montes de Toledo.
En el tramo final de esta etapa el Camino está flanqueado por tarays (Tamarix sp.), característicos de los suelos salinos de la cuenca, debido a los pequeños afloramientos de agua que forman pequeñas lagunas donde se refugian numerosas aves. Cerca de Villarrubia, a 2,5 km de su núcleo, el Programa de Caminos Naturales ha instalado junto al recorrido el observatorio de “Las Charcas” formado por dos estructuras para el estudio de la avifauna, uno a ras de la laguna y otro en altura desde donde se contempla todo el paisaje.
En el paraje se pueden observar aves como la agachadiza (Gallinago gallinago), el ánade azulón (Anas plathyrynchos), el avetorillo (Ixobrychus minutus), la garza real (Ardea cinerea), el somormujo lavanco (Podiceps cristatus) o el zampullín chico (Tachybaptus ruficollis). Acto seguido se retoma el camino para llegar a una bifurcación donde se gira a la derecha, para más adelante cruzar el arroyo de los Molinos. A partir de aquí y hasta Villarrubia de los Ojos hay que ir con precaución sobre el camino asfaltado.
El camino finaliza, tras cruzar la rotonda de la CM-4120, en Villarrubia de los Ojos, donde se puede visitar la iglesia de Nuestra Señora de La Asunción, la ermita de San Cristóbal, la ermita de San Isidro, el convento de las Clarisas, el santuario de la Virgen de la Sierra, patrona de la ciudad, el Museo de la Agricultura, la Torre del Reloj, las casas solariegas de los Sánchez-Jijón y Díaz-Hidalgo, etc.
Conocido popularmente como “el Puente Viejo”, se encuentra situado entre los kilómetros 145 y 146 de la antigua carretera nacional Madrid-Cádiz, N-IV. Se trata de un puente de origen romano, aunque su estructura fue consolidada y fortalecida en la época medieval. Se convirtió con La Mesta en portazgo o punto estratégico donde se realizaba el control del número de cabezas del ganado trashumante en dirección principalmente al Campo de Calatrava y al Valle de Alcudia. Actualmente, ha sido prácticamente reconstruido.
El Puente Viejo, fue declarado Monumento Artístico de Carácter Nacional el 30 de noviembre de 1983. La importancia del puente radica en sus dimensiones: 500 m aproximados de longitud y una media de 5 m de anchura, con 46 ojos, todos distintos y distribuidos de forma irregular, lo cual suponía un conocimiento exhaustivo del terreno. Además, presenta dos apartaderos de forma cuadrangular de 12 por 5 m separados entre sí por unos 140 m, adosados al lado izquierdo. En el lado opuesto, y entre ellos, existe un pequeño tajamar de planta triangular de unos 2 m de lado.