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Río Júcar
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El río Júcar, es un curso fluvial que recorre las provincias de Cuenca, Albacete y Valencia, hasta su desembocadura en el Mar Mediterráneo en el municipio valenciano de Cullera.
Con una longitud aproximada de 500 km, el río Júcar nace en el cerro de San Felipe, dentro del sistema montañoso de los Montes Universales (Cuenca), en un paraje conocido como los Ojos de Valdeminguete. Y su cauce, a su paso por la provincia de Valencia, atraviesa las comarcas del Valle de Cofrontes, la Hoya de Buñol, el Canal de Navarrés, la Ribera Alta y la Ribera Baixa.
Tras la Presa de Tous, en la Ribera Alta valenciana, comienza el curso bajo del río Júcar. Una llanura aluvial o de inundación dónde el caudal experimenta un importante decremento en el nivel de sus aguas, debido al alto aprovechamiento de las mismas para el abastecimiento y el regadío de las comarcas de la Ribera Alta y Baixa.
Esta llanura corresponde a la Plana de Valencia, una zona imprescindible para la agricultura y en la cual tienen su origen cuatro de las acequias más importantes de la provincia: la Acequia de Escalona, la Acequia de Antella, la Acequia de Carcaixent y la Acequia Real del Júcar.
En cuanto a la vegetación predominante, este tramo se encuentra dominado por cultivos, especialmente de naranjos, aunque en las zonas más escabrosas aparecen áreas de pino carrasco (Pinus halepensis), coscoja (Quercus coccifera) y otras especies termófilas, además de especies riparias como sauce (Salix sp.), chopo (Populus sp.) o carrizo (Phragmites australis).
La desembocadura del río Júcar en el Mediterráneo ocurre en la localidad de Cullera. Un último tramo en el cual es cauce ha sido creado artificialmente mediante gaviones y espigones.
Destaca la zona tras el Azud de la Marquesa, donde existe un flujo reversible tierra-mar en el cual el agua marina penetra en el cauce del río, lo que supone un riesgo de salinización.
Este último tramo del río Júcar se caracteriza por un ecosistema de marjal, con cultivos de arroz y cordones dunares, en los cuales predomina vegetación de arenal como el barrón (Amophila arenaria), oruga de mar (Cakile marítima) barrilla pinchosa (Sasola kali), grama marina (Elymus faratus), cardo de mar (Eryngium maritimus) o el lirio de mar (Pancratium maritimun).
Además, este tipo de ecosistema estimula la presencia de aves palustres como la focha común (Fulica atra), la polla de agua (Gallinula chloropus), garzas (Ardeidae) o garcetas (Egretta garzetta), y de aves anátidas o migratorias.