Se tiene constancia de la existencia del templo desde el año 1194, por documento escrito. La iglesia presenta una nave central, con planta rectangular y bóveda de cañón, con ábside seisavado y reforzado con contrafuertes. La iglesia refleja la transición del románico al gótico y presenta elementos renacentistas en su fachada principal.
En el interior, existen varias capillas laterales, una de ellas dedicada a la patrona de la villa (Santa Florentina).
La iglesia fue ampliada, sobrepasando la protección de la muralla original que protegía Prades y ya en tiempos más recientes, durante la Guerra Civil, sufrió varias envestidas del conflicto bélico quedando muy deteriorada, motivo por el cual se continúa restaurando en la actualidad.