Se trata de un pequeño afluente del río Limia que discurre en el entorno de la sierra de Xurés, localizada al sur de Ourense. El curso del Caldo transita por un enclave de montañas graníticas con multitud de saltos y torrentes que nutren el cauce de este río. Su nacimiento se encuentra a 800 m de altitud, en el entorno natural de la sierra de Cruz de Piñeiro. Tras un corto recorrido por este escarpado paisaje el cauce fluvial del Caldo concluye su andadura tras verter sus aguas en el río Limia, poco antes de cruzar la frontera con Portugal.
El Caldo debe su nombre a la temperatura de sus aguas, que pueden llegar a alcanzar los 66ºC. Esto se debe fundamentalmente a la aportación de varios manantiales termales que nacen en este enclave y que se incorporan al Caldo dotándolo de su condición y aportando a su caudal altas concentraciones de elementos como cloruros, sulfatos, nitratos, fosfatos, fluoruro o carbonatos.
Los romanos que habitaron en este entorno hace más de 2.000 años ya eran conocedores de todas las virtudes y propiedades que poseen las aguas termales que discurren por el valle del río Caldo. De hecho, esta fue una de las razones que motivó que la calzada romana que se extendía entre Astorga y la ciudad portuguesa de Braga se sumergiese de lleno en este valle. En la actualidad existen unas termas públicas localizadas en el término municipal de Lobios que aprovechan las virtudes de estas aguas y que se han convertido en uno de los principales atractivos de esta localidad orensana.