Se trata de un viaducto de origen romano que une los concellos de A Rúa y Petín atravesando el cauce del río Sil. El puente cuenta con cinco arcos cuyos tamaños y formas son diferentes entre sí. Además los cuatro pilares que componen esta infraestructura son también desiguales.
En lo que hoy constituye el entorno del puente de A Cigarrosa, se asentaron los gigurros, una tribu astur que durante siglos dominaron esta zona al este de la provincia de Orense y limítrofe con la comarca leonesa de El Bierzo. El nombre del puente procede, precisamente, de este entorno de pasado astur sobre el que fue construido y al que se conoce en la zona como A Cigarrosa. Los gigurros, al igual que otras tribus astures vivían en castros localizados en lugares estratégicos, de los que aún se conservan algunos vestigios. Con la dominación romana de la Península este asentamiento sufriría algunos cambios como, por ejemplo, la construcción del conocido como Forum Gigurrorum, que se asentó en las inmediaciones de este viaducto.
Los estudios arqueológicos en la zona han permitido constatar que este puente es una construcción que data de la época de los emperadores Tito y Domiciano y que formaba parte del itinerario de la calzada de Vía Nova, que comunicaba Astorga y la ciudad portuguesa de Braga, haciendo posible con ello la distribución y comercialización del oro extraído en las minas leonesas de Las Médulas. Sin embargo, de la construcción original tan solo se mantienen en pie el cuarto pilar del puente y cinco hiladas de sillares en el segundo pilar. El resto del viaducto ha sufrido diferentes reconstrucciones como consecuencia de sucesivos derrumbes a lo largo de los siglos XVI y XVII.
Prueba del legado histórico que alberga el viaducto de A Cigarrosa es que en sus inmediaciones fue hallada una importante lápida romana datada en el siglo II. En el año 1680 esta pieza funeraria sería trasladada hasta la vecina parroquia de San Estevo, desde donde sería trasladada a su ubicación actual en la fachada de una de las viviendas del municipio y protegida con un cristal que evita que pueda ser dañada o erosionada.
Además de servir como paso obligado para la comunicación del imperio romano en esta zona, el viaducto de A Cigarrosa se convirtió también en un enclave vital durante la guerra de la Independencia librada a principios del siglo XIX, ya que los vecinos de la comarca orensana de Valdeorras opusieron una brutal resistencia a las tropas napoleónicas durante su invasión en España.