Ermita localizada en el municipio de Parada de Sil, en un cruce de carreteras que comunican el núcleo principal con las aldeas de Castro y de Portela.
Este pequeño templo es testigo de la presencia de eremitas en épocas pasadas, en las que la magnificencia del paisaje y el aislamiento de la comarca lo hicieron poblarse de asentamientos eremíticos de la orden benedictina (a partir del siglo VI, gracias a San Martín Dumiense y San Fructuoso de Braga). Posteriormente, algunos de éstos fueron creciendo hasta convertirse en grandes monasterios, cuya acumulación acabó dando nombre a la región: Ribeira Sacra del latín Rivoira Sacrata.