El 1 de junio de 2018 la Comisión presentó las propuestas de reglamentos para la reforma de la PAC. Desde ese momento el Ministerio de Agricultura, Pesca y Alimentación ha trabajado, junto con las Comunidades Autónomas y todos los implicados en el proceso, para conformar la posición española de cara a la reforma.
Este intenso proceso de trabajo, articulado en torno a numerosas reuniones temáticas, centradas en los distintos apartados de las propuestas, ha permitido definir la posición del Ministerio reflejada en el documento
"La Política Agrícola Común post 2020. Una respuesta desde España", presentado en el Consejo de Ministros el pasado 16 de noviembre de 2018.
La importancia de la PAC para España se valora al conocer que, en 2017, un total de 775.000 perceptores recibieron 6.678 millones de euros por esta vía. En el período 2021-2027 nos estamos jugando más de 44.000 millones de euros.
España defiende, junto a otros 19 estados miembros de la Unión Europea, que la PAC cuente con un presupuesto suficiente para afrontar los desafíos de ese nuevo período. Frente a la propuesta de la Comisión Europea de reducir en un 3,5% las ayudas del primer pilar -pagos directos y medidas de mercado- y en un 14,5% las del segundo pilar -planes de desarrollo rural-, España considera necesario restablecer los niveles que nos permitan responder a los retos de este momento.
Respecto a la nueva arquitectura de la PAC, los estados aceptan la idea de la Comisión de que ellos diseñen, a través de planes estratégicos nacionales, la política para agricultores, ganaderos, silvicultores y medio rural y que esta se apruebe posteriormente en Bruselas. Es necesaria la colaboración entre el Ministerio y las comunidades autónomas en este ámbito, así como las aportaciones realizadas por las organizaciones profesionales de agricultores y por las medioambientales.
Entre los objetivos de la PAC a partir del 2020, uno particularmente importante es la política de género. Con el apoyo del Parlamento Europeo, se pretende lograr que se incluya el papel de la mujer en las zonas rurales, su capacidad de presencia y emprendimiento. Para España, que sufre una despoblación progresiva en muchas zonas, también es fundamental que la PAC contribuya a mantener la actividad en el campo mediante el relevo generacional.
España defiende el mantenimiento de las ayudas directas y que los perceptores de la PAC sean los agricultores profesionales y la agricultura familiar, que constituye el inmenso entramado de pequeñas y medianas explotaciones que es el sustento mismo del sector agroalimentario español.
La PAC debe preocuparse por la rentabilidad de las explotaciones, pero también por la sostenibilidad medioambiental, que es la clave de la perduración y de la protección de nuestro medio natural.