Resumen: Las producciones de frutas, hortalizas y vino, características de la agricultura mediterránea de Europa, requieren un mercado de trabajo estacional cuyo modelo más activo es el de California, que recurre a la mano de obra mejicana migrante. Para los empresarios agrícolas, el mercado de trabajo ideal seria aquél que funcionase sin ningún coste fijo, de forma que en la recolección, por ejemplo, los obreros fueran contratados o despedidos en función de las necesidades. Lamentablemente, esta dimensión del problema agrario ha sido constantemente ignorada y la evolución en curso hacia un modelo californiano promete a las regiones del sur un desarrollo que acentuará las desigualdades económicas y sociales dentro de ellas y entre unas y otras regiones europeas.