Resumen: La victoria socialista en las elecciones presidenciales de 1981 en Francia y la formación del primer gobierno de P. Mauroy, significaron el comienzo de un interesante período en el que se intentaron abordar importantes reformas en el conjunto del sistema económico y social francés. En el caso de la agricultura, las reformas emprendidas por la ministra E. Cresson pretendían modificar el sistema normativo dominante hasta entonces, para responder a la crisis en la que estaba inmerso el sector agrario francés desde mediados de los años setenta. Esta crisis tenía una triple dimensión: económica, social e ideológica, y para afrontar cada una de ellas, el gobierno socialista intentó poner en marcha una serie de medidas que, en algunos casos, significaban cambios profundos en las directrices de la política agraria. En la práctica se puso de manifiesto que para hacer viable ese conjunto de medidas no bastaba con una voluntad política de los poderes públicos sino, también y sobre todo, con la existencia de grupos sociales capaces de apoyarlas y de contrarrestar las resistencias inevitables surgidas de las élites agrarias dominantes. Por ello, el caso francés, es un buen ejemplo para analizar las relaciones entre Estado y sociedad civil en un momento en que se pretende alterar el sistema de valores dominantes en materia de agricultura.