Resumen: Este artículo aborda dos aspectos importantes, aunque un poco olvidados, de las consecuencias para la agricultura española de nuestra adhesión a la CEE: la evolución del gusto en la gestión de los mercados y de la evolución del grado de apoyo de la Administración a los distintos productos y Comunidades Autónomas. En gran medida se ha seguido la metodología elaborada al respecto por la Comisión, contemplándola con escenarios de futuro y modificaciones para adaptarla al gusto español. Entre las conclusiones más sobresalientes, puede destacarse que ni la política agraria común, ni la actual política agraria española son neutras desde el punto de vista regional. El aumento del gasto en la intervención del mercado con la adhesión no significa un proporcional incremento de la protección a la agricultura sino una modificación de los mecanismos que se utilizan al efecto, desapareciendo por ejemplo las restricciones cuantitativas o administrativas a la importación. En cuanto a las distintas agriculturas regionales, cabe destacar entre otros el escaso apoyo -actual y futuro- a la agricultura del litoral mediterráneo, que resalta frente u los gastos futuros que se realizaran en la Cornisa cantábrica. Esta realidad sirve para matizar el impacto negativo señalado por nosotros en el estudio del Instituto de Estudios Económicos. Andalucía, con positivas expectativas comerciales, será la más afectada por las marginaciones que parecen apuntarse en el resultado de la negociación.