Resumen: Se estudia la productividad del trabajo en la agricultura, de 1960 a 1972 en función del producto bruto agrario y la producción final, comparándola con la evolución de la productividad agraria de la CEE (período 1963 a 1969), así como su incidencia en los precios agrarios en origen, en la fase mayorista y en los precios al menudeo. Esto permite determinar que la baja productividad agraria del campo español es una de las causas determinantes de la inflación de costes. La solución a este problema, después de calcular el paro encubierto en 1969, debe proceder de la reducción paulatina de la población activa agraria, hasta dejar sólo un millón de agricultores, comparándose las dimensiones medias de las explotaciones agropecuarias españolas, con las que Mansholt propone como mínimas. En la última parte y a la vista de los malos resultados de esta magnitud macroeconómica, se postula la reforma agraria para elevar la baja productividad agraria, requisito imprescindible si se desea la integración en la CEE, como está previsto desde el plan de estabilización de 1959.