Resumen: Entre los instrumentos de la política económica utilizados cabe señalar, ante todo, el control demográfico y la planificación de la familia, la política de ampliación del área cultivada en intensificación de los regadíos, las reformas agrarias, el desarrollo de la tecnología agrícola mediante la investigación , la enseñanza y la extensión, y la política de sostenimiento de precios agrarios. Puede decirse que, hasta ahora, la política de control demográfico y de planificación de la familia ha fracasado. La política de ampliación de área cultivada y nuevos regadíos no cabe duda que es eficaz, y evidentemente aumenta la producción, pero es cara, muy lenta y tiene sus peligros. Cuando, como ocurre en muchos países de Iberoamérica, nos encontramos ante un excedente de población sobre la tierra, el progreso tecnológico en la agricultura carece del estímulo suficiente. Si se hace una lista de las reformas que han conseguido sus objetivos y de las que no los han logrado, se verá cómo las primeras son todas revolucionarias, y las segundas, reformas agrarias. Una reforma agraria no se ha conseguido nunca realizar, a menos que esta expresión se acepte como un eufemismo de acción revolucionaria expropiadora. El obstáculo fundamental con que tropieza hoy, y con el que tropezará aún más en un futuro inmediato la política de desarrollo agrícola, es el exceso de población rural y, sobre todo, el no darse cuenta de la importancia de este exceso al que hay que atacar en todos los frentes.