Resumen: Las transformaciones en la agricultura valenciana del siglo XIX tuvieron en el regadío su principal fundamento. La infraestructura tradicional de riego estaba compuesta por numerosas acequias de tamaño reducido, pero que, en conjunto, configuraban una red densa y compleja. Sin embargo, hacia mediados de siglo esta infraestructura presentaba importantes limitaciones para hacer frente a la rápida expansión de la superficie irrigada: descuido de las labores de mantenimiento, ineficiencias en la distribución del agua, etc. La respuesta de los agricultores, a través de los organismos comunitarios de gestión del regadío, implicó una notable mejora, tanto técnica como administrativa, del regadío. Un conocimiento más adecuado de los recursos disponibles y su mejor utilización, así como un sustancial incremento de la formación de capital fijo, permitieron una nueva fase de crecimiento durante la segunda mitad de siglo. Mediante la mejora y adaptación de un conjunto de técnicas tradicionales, la agricultura pudo consolidar su opción intensiva y especializada.