Resumen: La identidad europea se construye dentro del marco democrático, mediante una creciente profesionalización técnica y un respeto cada vez mayor por la singularidad de todos los grupos, tratando de componer una unidad más rica a través de las posibilidades que ofrece el proceso homogeneizador de la tecnología. La creciente importancia de la madera y de sus derivados, el acento en las dimensiones ecológicas y la propia densidad simbólica del bosque han favorecido una reorganización de la atención colectiva hacia él. Pero la armonización entre las dimensiones simbólicas y utilitarias no está resultando fácil. Es preciso en particular subrayar la necesidad de integrar la concepción del bosque como recurso material renovable y capaz de favorecer una mayor calidad de vida, con su creciente carga simbólica que, al permitirnos reconocer nuestro nicho ecológico originario, despierta profundos sentimientos de defensa cuasi instintiva. La investigación aquí presentada muestra la estrategia asociativa como la vía más apropiada para conseguir desarrollar a un tiempo la base económica y el componente simbólico del sector forestal. Ello implica, sin embargo, la necesidad de un planteamiento político por parte de la Comunidad europea y de las Administraciones Nacionales.