Resumen: El Estado y los mismos campesinos han incrementado mucho el área regada en la región durante los últimos años. Este incremento ha resultado provechoso: permite retrasar a la primavera la sementera de la cebada y del trigo para librar al cultivo de las heladas; multiplicar por 2,9 el rendimiento en secano de la primera y por 2,3 el del segundo de dichos aprovechamientos; dedicar también la explotación a productos de más aplicación industrial y en consecuencia mayor beneficio, y a los forrajeros; hacer así tanto ganadera como agrícola la explotación; etc. De esta manera, el regadío ha transformado las explotaciones de tipo familiar, que aquí son las dominantes; y, debido a la mayor ocupación que exige, está frenando la emigración campesina y da a los términos que disponen de él una densidad de población que alcanza o supera los 50 habitantes por kilómetro cuadrado y es doble, al menos, de aquellos en los que el terrazgo es de secano.